Reloj de sol

Joaquín Pérez-Azaústre

Córdoba y Obama

OBAMA viene y dice desde El Cairo, desde el centro de estudio de finura en medio del desierto radical, que El Islam tiene una escuela de tolerancia y una tradición como pudo verse en Córdoba, en la España de la Inquisición. Obama, que tiene la elegancia vertical de un Michael Jordan joven, con chaqueta y corbata, volando por encima de la cancha sin que se le despeine el traje sobre el aro, ha lanzado un dardo al corazón del problema. Sucede con Obama que está lanzando dardos de idealismo, y esto es sobre todo una novedad. No olvidemos que venimos de George Bush, ese gran estadista del siglo veinte para Aznar, que también ha exhibido intimidad política con Silvio Berlusconi. Ahora, tenemos un presidente negro en EEUU que se lanza de gira por los países musulmanes ofreciendo una mano que es real, que reclama un Estado y un país para Palestina y condena a la vez cualquier tipo de sangre o terrorismo, pero hilando al mismo tiempo esa perla poética alterada, ese sueño de Córdoba tardío.

Lo dice en Lawrence de Arabia Alec Guinness, el príncipe Faisal: "Sueño con los jardines de Córdoba", y Córdoba sueña mientras con una Capitalidad Europea de la Cultura que, en palabras de Obama, ha adquirido carta de naturaleza internacional. Córdoba es un sueño, y todo lo que toca Obama conquista ese terreno fronterizo entre la realidad y lo posible, esa niebla intacta de los ojos que nos hace creer y que nos libra de la medianía anterior. Ahora, como siempre, vendrán unos cuantos listos a decir que Obama ha confundido alguna fecha, que la Córdoba del esplendor, en la que convivían las tres confesiones monoteístas mediante el pago del impuesto religioso, es muy anterior a la España de la Inquisición, creada por los Reyes Católicos. Sin embargo, no olvidemos que cuando comienzan en España los autos de fe, en 1478, y Torquemada es nombrado Inquisidor General, todavía persiste el núcleo esbelto, crepuscular y hermoso de la Granada frágil de Boabdil, reminiscencia final de aquella Córdoba en la que Abderramán III, varios siglos atrás, había levantado más de setenta bibliotecas, había fundado una escuela de medicina y una universidad, además de la escuela de traductores del hebreo y del griego al árabe, que era eco consciente de Toledo. Fue precisamente Torquemada uno de los principales impulsores del edicto de expulsión de los judíos en 1492, con lo que la referencia de Obama sí que está cargada de exactitud poética.

A cada César, lo suyo: fue José Luis Rodríguez Zapatero el primero que habló hace unos años de Alianza de Civilizaciones, y los mismos que entonces se rieron de él ahora le hacen la ola a Obama, como antes la hicieron a George Bush. Hay que volver a Córdoba soñada, a su vigor de símbolo vital.

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