Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Coste cero

El reparto equilibrado de competencias entre provincias es clave para evitar el centralismo no deseado

Si alguien se pregunta por el coste económico derivado de la constitución de una Comunidad Autónoma distinta de Andalucía en los territorios de la histórica región de Granada, se trataría de un coste cero ya que el aparato institucional que ahora conforman las Diputaciones Provinciales se reconvertiría en la estructura que acogiese la nueva autonomía.

Ya el 19 de febrero de 1924 se aprobaron por las Diputaciones de Granada, Almería, Jaén y Málaga las bases para la constitución de una Mancomunidad de Andalucía Oriental, integrada por las cuatro provincias, con fundamento en "una larga tradición histórica y una semejanza espiritual en su población que permite considerarla como una gran familia regional". Mancomunidad que preveía un reparto equilibrado de las atribuciones político-administrativas entre todas sus provincias.

Y es que el reparto equilibrado de las competencias ejecutivas y legislativas autonómicas entre las provincias de la nueva autonomía -constituida conforme a artículos 143 o 144 de nuestra Constitución- es la clave de bóveda para evitar un centralismo no deseado al estilo del sevillano, que ha acaparado casi la totalidad -por no decir todo- del presupuesto que se dedica a Andalucía, frente a los cuatro duros que van a parar al resto de las provincias.

A la vista está, Sevilla, ciudad de primera, Granada, Almería y Jaén, ciudades de tercera. Y Málaga está en primera división por la lucha tenaz por su ciudad que mantienen sus dirigentes desde hace décadas, justo lo contrario de lo que sucede en las otras, en las que ni nuestros políticos nos defienden, ni desde Sevilla nos dan lo que nos pertenece, antes al contrario, nos quitan lo que por derecho propio nos corresponde, como a Granada la gestión de la Alhambra y Sierra Nevada, o las Secciones del TSJA que se quieren llevar pasando por encima de nuestros 500 años de historia judicial.

Pero realmente el coste de la nueva autonomía sería sub-cero, ya que el régimen cuarentón sevillanista no podría quedarse con la parte del presupuesto autonómico que nos pertenece a las demás provincias y que ahora descaradamente se queda para seguir dando lustre y modernidad a Sevilla -recuerden que tienen AVE desde 1992-. El dinero que legítimamente nos corresponde vendría a parar definitivamente a nuestra región. Además, si Sevilla reclamó machaconamente y recibió una supuesta deuda histórica de Andalucía, ¿quién nos va a pagar a nosotros la deuda histórica que su régimen nos debe?

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