Señales de humo

José Ignacio Lapido

Cuento japonés

LA Asociación de la Prensa de Granada tendría que hacerle un homenaje a Carlos Marsá. Entregarle una cajita conmemorativa de taracea, erigirle un monolito al lado de la estatua del aguaor, no sé… reconocer su labor como amigo de la profesión. Porque no lo olvidemos, este hombre lleva décadas generando noticias, que son el preciado material del que vive el periodista. Sus iniciativas deportivas, sus manejos empresariales y, cómo no, sus huelgas de hambre han servido para tener a buena parte del gremio local ocupado. Ojo: no todas las ciudades cuentan entre sus vecinos con alguien que ostenta el récord mundial de huelgas de hambre. Nosotros podemos enorgullecernos de ello y de que esos repetidos ayunos no le hayan minado el entusiasmo al personaje: sigue enredando con muy buena salud.

Marsá ha vuelto a hacerse un hueco en las primeras páginas con una historia que, en contra de lo que pudiera parecer, no es un cuento chino, sino japonés. A consecuencia de su enfrentamiento con el Ayuntamiento por el tema de Los Cármenes, el dueño del Granada 74 contrató a un detective para que siguiera al promotor José Julián Romero, colega y enemigo suyo. Y hasta Japón se trasladó el Philip Marlowe granadino. Allí descubrió que J.J. le había pagado el viajecito al que entonces era gerente de Urbanismo, Manuel Lorente. Estas pesquisas en el Imperio del Sol Naciente se trasladaron a la Fiscalía, y el fiscal, como no podía ser de otra forma, tomó cartas en el asunto. Y ahí se ha desatado la tormenta, otro de los pluriempleos de Marsá: inductor de rayos y truenos.

El alcalde -que no tiene tiempo ni ganas de dar cuenta del millón y medio largo de euros que han tenido de sobrecoste las obras de la Gran Vía-, la concejala de Urbanismo, la Asociación de Constructores… en palabras de Torres Hurtado, ¡"la sociedad civil" al completo! Todos escandalizados porque un fiscal haya hecho su trabajo, que no es otro que el de acusador público cuando se tiene constancia de un posible delito. En este caso made in Japan, cohecho y prevaricación.

Carlos Marsá, no sabemos si espoleado por el descubrimiento en Fonelas del primer homínido europeo, y en una muestra más de su buena relación con la profesión periodística, ha dado pistas en su última rueda de prensa: "Profundicen ustedes por ahí y verán lo que encuentran".

Todos sabemos, y los constructores los primeros, que profundizar en Granada es sinónimo de encontrar. Cualquier cosa: un aljibe árabe, una muralla romana, una plaza de toros neoclásica, qué sé yo: la mandíbula inferior de un perro asirio.

Alguien puede temer que si se "profundiza" demasiado en este yacimiento se llegue hasta las mismísimas cloacas del poder.

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