EL debate del Estado de la Nación es quizás el momento más importante de la actividad parlamentaria y de la agenda política anual, porque se trata de tomar el pulso al país, de analizar los problemas y necesidades de los ciudadanos y -como corresponde a la tarea que en democracia tienen los grupos políticos- a proponer soluciones.

Cuando escribo estas líneas el debate ha cubierto su primera etapa, o sea que han intervenido el presidente Rodríguez Zapatero y el líder de la oposición Rajoy. La verdad es que el calor de vivir el debate en directo añade emoción a una confrontación que siempre ha de ser de las ideas , de las propuestas, de las soluciones.

Pero las propuestas han sido muchas por parte del presidente Zapatero y muy escasas por parte del Señor Rajoy.

Si tuviera que resumir en una frase el resultado del debate hasta este momento diría que el presidente del Gobierno está ocupado en resolver la crisis y el PP está interesado en que la crisis acabe con el Gobierno.

Y podría añadir que desde el Gobierno se tiende la mano para trabajar juntos no sólo para resolver los problemas inmediatos como la creación de empleo y la reactivación económica, sino también para diseñar una estrategia a medio y largo plazo para producir cambios estructurales en nuestro modelo productivo para salir reforzados de esta situación de crisis.

Ante las numerosas propuestas del Gobierno , la reacción del PP es profundizar en las catástrofes y dedicar toda su energía en desgastar al gobierno y no en resolver los problemas de la gente.

El presidente Zapatero al frente del Gobierno ha puesto sobre la mesa todo un catálogo de medidas para un nuevo modelo de crecimiento y ha hecho una llamada a la concertación de todas las fuerzas políticas para poder llevarlo a cabo.

Más de cien medidas para reactivar la economía, para ayudar a las familias, a las empresas, a las personas. Así ha anunciado la creación de un fondo de 20.000 millones de euros para el Fondo de financiación para la economía sostenible, un nuevo fondo de financiación local de 5.000 millones de euros, nuevas medidas fiscales como la supresión de la desgravación de las hipotecas a las rentas más altas o la reducción del impuesto de sociedades, nuevas medidas educativas, medidas de apoyo a las empresas, ayudas directas de 2.000 euros para la compra de automóviles.

Además se ha comprometido a mantener la austeridad en el gasto público con una reducción de 1.000 millones de euros en el gasto corriente y un conjunto de nuevas leyes para el sector audiovisual, los puertos, la reforma de la administración de justicia, además de las ya anunciadas sobre interrupción voluntaria de embarazo, o la de igualdad de trato o el Plan de derechos humanos.

En estos momentos y siempre el Gobierno tiene más responsabilidad pero la oposición debe contribuir a la gobernabilidad y a generar confianza, ahora más necesaria que nunca.