Desconectados

Hoteles de lujo y cruceros, símbolos de una época lejana y abolida, vuelven a Cuba de la peor manera

En La Habana Vieja, en la Manzana de Gómez, antigua propiedad de la rica familia cubana Gómez Mena (María Luisa Gómez Mena, por cierto, fue la segunda mujer de Manuel Altolaguirre), han levantado recientemente el lujoso Hotel Manzana, el primero de 5 estrellas de la isla. Con su elegante edificio y sus carísimas tiendas de Mango, L'Occitane, Women Secret, Mont Blanc, sin rebajas y con precios inasequibles para los cubanos, se alza junto a la calle Prado, ensimismado, ajeno, desconectado de la ciudad. El hotel Manzana podría ser pareja del crucero que ahora está también anclado en el puerto de La Habana. Hotel y Crucero, símbolos de una época lejana y abolida, que vuelve de la peor manera.

Desconectados. Palabra y acción que en Cuba se conocen bien. El país se desconectó del mundo en los 60 y, a principios de los 90, con la caída del llamado campo socialista, el gobierno se desconectó aún más del pueblo, circunstancia que se ha acentuado en los últimos años. "Aquí no gobierna nadie", me dijo hace pocos días con tristeza y resignación una mujer en la isla. Y así parece cuando miras, cuando ves, cuando quieres saber. En la nueva Cuba intentan (dicen) volver a conectarse con el mundo: hay hoteles de lujo; cruceros en el puerto; restaurantes privados, algunos magníficos, de gran calidad y sorprendentes en La Habana, como El Biky, en Infanta y San Lázaro, que tiene varios espacios, bar, panadería y dulcería. Y, también, acceso, precario, a internet: los cubanos se conectan y se desconectan con sus teléfonos móviles en diversos puntos wifi, en medio de parques y hoteles; pagan oficialmente en una moneda en la que no reciben sus salarios. Y siguen desandando la ciudad ansiosos, en medio del insoportable calor, para conseguir (a saber en qué tienda o con qué vendedor del mercado negro) ese vaso de leche para el desayuno que Raúl Castro prometió y que no tienen garantizado todavía. O el papel sanitario, o la llave o el grifo que hay que cambiar en el lavabo. El periódico Granma continúa publicando los supuestos triunfos revolucionarios y mostrando su apoyo inquebrantable a Maduro, que pretende, en pleno siglo XXI, él, también, desconectarse de la tambaleante democracia venezolana y del Parlamento donde no tiene mayoría. Caminando por las calles de La Habana, recordé aquel chiste que se contaba en Cuba en los 90: "¿Qué es el socialismo?: El camino más largo entre el capitalismo y el capitalismo".

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