Si un fantasma recorre ahora Europa, decía Juan Carlos Rodríguez en uno de sus últimos libros, "no es desde luego el comunismo -ese 'fantasma' del que hablaran Marx y Engels en 1848-, sino que es el capitalismo neoliberal y sus expectativas plenas de desolación y de ruina el que, de hecho, recorre hoy Europa y el mundo entero".

Recuerdo estas líneas el día en que celebramos la Constitución del 78, la nuestra, la inamovible, menos cuando lo mandan los intereses de las fuerzas vivas del capitalismo. Pocas constituciones se habrán reformado menos en Europa y en el mundo que la nuestra, redactada en un momento muy crítico, sobre todo para la izquierda. Hoy todos los partidos parecen estar de acuerdo, es la cantinela de moda: 'hay que reformar la Constitución', que no sólo ha quedado obsoleta sino que ni siquiera se cumple lejanamente en aquellos artículos que significan protección social y derechos humanos. Pero ya vendrá Rajoy y sus dilaciones, su paso lento de carreta de bueyes, para todo aquello que no entre dentro de esa política neoliberal a tope que fue aplicando cuando tenía el campo libre. Hace muy poco María Dolores de Cospedal nos saludaba desde un avión militar, muy sonriente, para recordarnos que la vida sigue igual…

Aunque no del todo. Ahora será necesaria más cosmética, pero sin llegar a los puntos sensibles. Mucho me temo que poco vamos a arañar en esa política de "hechos consumados", tan difíciles luego de cambiar. La nefasta reforma laboral, por ejemplo, ¿quién será el guapo que se la toque a doña Fátima Báñez? El PSOE renunció a su aguerrido guapo que quería quitar de en medio a la tropa de Rajoy. Así que habrá que pactar, simular y disimular, con un rocoso PP que ya a nada teme, ni siquiera a Rita Barberá.

Mientras llega la ansiada reforma, el tiempo parecerá no correr. Pero seguirá corriendo para los desahuciados, los parados que ya no tienen prestación, para los que se mueren de frío, para los soldados que están siendo despedidos de nuestros ejércitos al cumplir 45 años de edad… Otro día hablaremos de las pensiones.

Recordando de nuevo a Juan Carlos Rodríguez… "¿Cómo ha conseguido el capitalismo volver invisible su auténtica infraestructura de explotación...? ¿Cómo es que hablamos de la condición humana, de la humana naturaleza…y no somos capaces de hablar del ser humano producido por el capitalismo? ¿Acaso podemos dar la historia por concluida?"