El as en la manga

Ángel Esteban

El Diego

HACE unos años, nadie dudaba de que 'El Diego' era Maradona. Pero, desde que dejó el fútbol profesional y se dedicó a vivir en contacto con la "naturaleza herbaria", por vía nasal, subcutánea o intravenosa, aquel Diego se convirtió en un recuerdo. Ahora lo han tratado de rehabilitar como seleccionador nacional, quizá porque en Argentina todos saben que con esos genios del balón no hace falta entrenador que los coordine. Son los mejores del continente y, hoy por hoy, el único equipo que puede dar un susto a la selección española.

Hoy, 'El Diego' se llama Forlán, es uruguayo y ha metido la friolera de 32 goles en la liga española. Por segunda vez, Eto'o se ha quedado sin parnaso individual por culpa del charrúa, algo que habrá afectado seriamente a su monumental ego, a pesar de haber sido protagonista del triplete histórico. Lo que más me gusta del Diego es que viste la camiseta rojiblanca. Pero, dejando aparte esa obviedad, me impresiona más como persona que como jugador. El mismo pundonor que demuestra en el campo ha sido su leit motiv durante toda la vida. El compromiso, la solidaridad y la sencillez han constituido desde niño los polos de su actuación. Hay una leyenda urbana que circula desde hace tiempo, relacionada con el entorno familiar. Cuando él tenía diez años, su hermana tuvo un grave accidente y, después de estar conectada seis meses a un respirador artificial, quedó en silla de ruedas. A raíz de ese suceso el Diego prometió dedicarse al fútbol profesional y ganar mucho dinero para poder contribuir a los gastos de atención de su hermana.

Sea o no cierto, la verdad es que siempre ha flotado en su horizonte la generosidad para ayudar a los más necesitados. Creó con su padre una escuelita de fútbol para sacar adelante a los niños uruguayos de todas las condiciones. Asimismo, es embajador de la Unicef desde hace muchos años, y su misión es defender y promover los derechos de los niños. Sus compañeros aseguran que no suele participar en juergas colectivas, porque prefiere dedicar su tiempo a tareas útiles para los demás.

Cuando 'el Niño' se fue del Manzanares, todos los atléticos respiramos hondo, porque veíamos semana a semana su sufrimiento. Nos alegramos por él, pero nos quedó en el aire la nube del futuro. No veíamos recambio posible. Helo aquí, se llama 'el Diego' y, si no se va, va a seguir formando parte, junto con el Kun, de la pareja atacante más poderosa del planeta. Ahora sólo nos queda arreglar el resto de las demarcaciones del campo porque, de Simao y Maxi hacia abajo (excluidos ellos), el equipo es un desastre.

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