Reloj de sol

Joaquín Pérez-Azaústre

Dime quién te ataca...

CÓMO se castiga a las mujeres, con qué ruido de furia en los estoques, en los micrófonos y en las columnas más lobunas, más perrofalderas de la prensa. Ahora toca darle caña a ellas, ahora toca ser políticamente incorrecto como exceso castizo y preguntarle a Soraya Sáenz de Santamaría si ha conocido varón. Ahora, lo que toca es darle carnaza y chascarrillo a este humor tan agrio, ingenioso de caspa, muy de gracia rancia en una corrupción de lo andaluz del que ya es un maestro Antonio Burgos, ese referente de un articulismo travestido de club de la comedia, porque se trata de darle leña al mono natural que luce ahora nuestra nueva ministra de Defensa, una Carme Chacón que ya con su actitud de paraguas alzado ante el diluvio muestra más dignidad que los que acechan. Parece que lo que jode no es únicamente el harén ministerial de José Luis Rodríguez Zapatero, sino que duele más el gol en casa que ha representado el nombramiento de Soraya Sáenz de Santamaría como portavoz en el Congreso, con su mirada azul y concienzuda de gran opositora del presente con una fortaleza juvenil.

Soraya Sáenz de Santamaría es una fortaleza juvenil y sintetiza todo lo que puede haber de bueno en esta nueva vida de Rajoy. Mariano Rajoy ha decidido dar la vuelta alzada a la tortilla española del dedazo y convertirse en una sucesión desde sí mismo: así, si José María Aznar abandonó el partido para que se asentara en lo de antes, Rajoy ha preferido proseguir para cambiar los mimbres del partido. Es interesante constatar el debate ideológico que ahora parece abierto en el PP, especialmente si tenemos en cuenta que a principios de los noventa se potenció la idea en la derecha de que las ideologías habían muerto y que no había más materia que un capitalismo controlado. Ahora, Esperanza Aguirre apuesta por el liberalismo y rechaza la socialdemocracia, como si pudiera hacerlo, olvidando que España es un Estado social y democrático de derecho, y por ese orden, como dice el artículo 1 de la Constitución.

El Gobierno de Zapatero, protagonizado por mujeres, podría parecer una medida hacia una galería muy hambrienta de gestos fotogénicos, pero esta reacción que ha generado o que ha degenerado nos demuestra que todo sigue igual: no por criticar que el presidente haga este toreo de salón, sino por la manera descarnada, barriobajera y machista con que se ha criticado a las ministras, sólo por el hecho femenino como razón final. Algo así ha ocurrido con Soraya Sáenz de Santamaría, que no tendrá experiencia, pero ha demostrado que es leal: y la experiencia se obtiene, pero la honradez se tiene, como debiera saber Álvarez Cascos. Hay ataques que pueden animar, hay críticas adversas que prestigian: dime quién te ataca y te diré quién eres.

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