palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Duran y las becas

JOSEP Duran i Lleida la ha emprendido a cornadas dialécticas contra la Junta de Andalucía, y, en concreto, contra José Antonio Griñán por "malgastar" dinero público en convocar 3.000 becas de 400 euros mensuales destinadas a que los jóvenes parados con cargas familiares puedan retomar los estudios que abandonaron por un empleo en la construcción. En Andalucía, ha dicho el portavoz de CiU en el Congreso, "se reparten no sé cuánto dinero en becas para los ni-nis, ni trabajo ni estudios", mientras que en Cataluña han emprendido un ajuste presupuestario del 10%. La consejera de Presidencia, Mar Moreno, por su lado ha replicado así: "En Andalucía sabemos y estamos con la gente que merece una segunda oportunidad".

Dos reflexiones suscita este insólito entrometimiento de un gobierno autonómico en las cuentas del otro. Primera: ¿Tiene autoridad moral CiU para afear a la Junta por malversar el dinero? ¿No debe concetrarse en Cataluña? El año pasado la Fiscalía abrió diligencias contra la Generalitat para investigar cómo se encargaron (y pagaron) miles de informes a particulares (adictos o de confianza) sin ninguna relevancia práctica o abiertamente superfluos. De una muestra de solo 300 informes 49 eran inútiles según un comité. Costaron 729.000 euros. Si esa misma proporción se aplica a los 2.963 informes pedidos en el año 2007 el despilfarro se elevaría a siete millones. Uno de los informes consistió en un estudio sobre cómo aromatizar la exposición El escolapio, el retorno de Dios. El autor dijo luego que no cobró, lo mismo que el abogado al que se atribuye el estudio Perspectivas de futuro de los juzgados autonómicos. Etcétera. Bien es cierto que entonces CiU no tenía responsabilidades de gobierno. Las tuvo, sí, hace ocho años cuando Artur Mas destituyó al secretario de comunicación, David Madí, por gastar una fortuna en falsificar encuestas. Duran i Lleida contribuyó activamente a echar tierra al dispendioso asunto.

La segunda reflexión es la siguiente: ¿Son realmente un derroche las becas que se dispone a dar la Junta? Dependerá de si cumplen su objetivo o si, como es posible que ocurra, se convierten en otra ayuda inoperante y gravosa como la de los 400 euros que Zapatero tuvo a mal regalarnos a todos. El PSOE ha dado algunas muestras de una escalofriante falta de sentido práctico a la hora de invertir dinero. ¿Hay en Andalucía 3.000 personas entre 18 y 24 años, parados, con hijos y que quieren volver a la escuela? ¿Lo harían por 400 euros? ¿Aprobarán el curso? ¿Les servirá para encontrar un empleo más cualificado? ¿O todo es una argucia para difundir la supuesta sensibilidad social de los socialistas andaluces?

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