Público y privado

María Escudero Sánchez

¿Qué Europa queremos?

EL próximo día 7 de junio estamos convocados a elegir a los 50 parlamentarios españoles en el Parlamento Europeo. Es momento de recordar la contribución de Europa a la consolidación de nuestra democracia, al desarrollo de los derechos de ciudadanía y, también al desarrollo de nuestros territorios, gracias a los fondos europeos a la agricultura, a las inversiones a grandes infraestructuras, y a la moneda común.

La muy criticada comunicación de las instituciones europeas, la lejanía de las decisiones, la complejidad misma de la elección y el hecho de que no se elige un gobierno sino un modelo de política europea, motivan una baja movilización social ante las elecciones europeas en toda Europa.

Pero no olvidemos lo mucho que ha hecho la Unión Europea por la construcción de un espacio común de valores como la igualdad y la solidaridad y de intercambio de conocimiento y cultura. Como europeos, por fin tras el anhelo de varias generaciones, ahora tenemos la oportunidad y la obligación de diseñar el futuro de Europa y su papel en la gobernanza global.

Vivimos momentos de dificultad para los países, las empresas, las familias y las personas y sentimos una gran incertidumbre. Por ello las elecciones europeas son muy importantes para nuestra vida ya que votaremos una forma de entender el cambio global y una manera de enfrentar la crisis sin que sus consecuencias las suframos principalmente los ciudadanos.

Necesitamos no sólo solventar la crisis sino también salir reforzados para tener un mejor futuro.

Saldremos de la crisis no con el fracasado modelo neoconservador de libre mercado y escaso papel del Estado, sino manteniendo las políticas sociales y aumentando la inversión pública para crear empleo en colaboración con empresarios y trabajadores y, también, participando de las decisiones internacionales.

Tenemos desafíos que enfrentar como europeos, como son la construcción de un nuevo orden económico internacional, frenar el cambio climático o garantizar la seguridad individual y colectiva ante las nuevas amenazas.

De eso se trata y seremos nosotros, toda la ciudadanía europea, los que optaremos por un modelo u otro, tal como hizo la norteamericana que decidió recientemente un giro a sus políticas para combatir la crisis global, sobre nuevos principios basados en una concertación global.

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