MIRADA ALREDEDOR

Juan José Ruiz Molinero

Éxtasis de la malafollá

ME refería la pasada semana a los valores humanos, literarios, poéticos, amén de su quevedesca agudeza crítica, de José G. Ladrón de Guevara, con motivo de recibir el Pozo de Plata como la voz que, por vez primera, en aquellos días todavía difíciles, se escuchó públicamente en Fuente Vaqueros un 5 a las 5, afirmando que los asesinos de García Lorca no pudieron evitar que permaneciera vivo para siempre aquél niño que jugueteó en las huertas, en las plazas y calles del pueblecito de la vega granadina. Sin embargo, pese a los valores señalados y que creo indiscutibles -excepto el lapsus de nombrar la colección Veleta al Sur, como La nube el ciprés, que iba delante en el original que reduje- me encontré con muestras de la malafollá granaína que tan bien retratara la vena quevedesca de Guevara, cuando leí un comentario a mi artículo señalando que el poeta es "el franquista más extremo que haya podido dar esta tierra". Que alguien, anónimo, utilice un escrito mío para decir esta burrada, no puede pasar inadvertido por mi parte. Un hombre, cuyo padre fue fusilado precisamente por los franquistas, por ser republicano, y cuya niñez pasó bajo ese trauma y el sacrificio de una madre para sobrevivir a la pobreza en que había quedado sumida la familia, me parece un insulto calificarlo de esta manera, cosa, por otra parte, habitual entre la multitud de incultos que pululan por una ciudad tan atrabiliaria y cainita como Granada. Seguro que Guevara lo considerará como un ejemplo más de la 'malafollá granaína', como morirse un día de Corpus o decir, como remachó el bibliotecario de un centro cultural, cuando en la posguerra llegó el norteamericano Agustín Penón a investigar el asesinato de Lorca: "¿Por quién se interesa: por aquél maricón que escribía versos?".

Granada la bella -en su paisaje y su gente- tiene la otra cara de la bestia marcada en su moneda, a la que tantas veces me he referido. Quizá a nivel banal otra muestra de la malafollá sean los textos de las carocas del Corpus, últimamente con zafios recursos que suplen la falta de ingenio. Supongo que es nuestra seña de identidad.

Precisamente, el próximo día 16 se cumple el centenario del escritor de La Peza, José Fernández Castro. Como el homenaje comienza con una conferencia en el Ayuntamiento -que es de derechas-, a lo mejor no está bien visto y se procura echarle tierra al asunto, aunque Fernández Castro fuera otro pionero en luchar por las libertades y en denunciar las barbaridades del régimen franquista que, entre otras cosas -como ya señalé en un reportaje basado en la biografía que Fernández Castro hizo del insigne ingeniero- fusiló en las tapias del cementerio a Juan José Santa Cruz, el que trazó la carretera de Sierra Nevada, que es parte del presente y del futuro de Granada. El éxtasis de la malafollá granadina es infinito.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios