La columna

Juan Cañavate

jncvt2008@gmail.com

Fiestuki

Así que todos contentos; fiestuki, buen rollito, copitas, batucada y alegría que la primavera ya está aquí

Hace unos días escuche, como diría Pepa Fernández en su programa dominical, a un destacado miembro de la corporación municipal declarar, en relación al día de la Cruz y con esa seguridad incuestionable que suelen usar los políticos que viven en otro planeta que, finalmente y gracias al actual gobierno municipal, se había recuperado una fiesta familiar. Y aunque el actual ayuntamiento, en algunos asuntos menores como el de la movilidad, no termina de encontrar el momento de las decisiones, en lo de la Cruz ha sido como el rayo y en sólo dos ediciones ha conseguido lo que quería, un gran botellón, porque hay que reconocer que las cuatrocientas llamadas a la policía de vecinos al borde del ataque de nervios, las ciento setenta denuncias y las cargas de la policía a caballo para limpiar las calles de borrachos no son lo más parecido a una fiesta familiar.

Me da que el ayuntamiento, después de meditar seriamente el modelo de ciudad que quiere, finalmente lo ha encontrado; el de la fiestuki, la botellona en tamaño macro o micro, concentrada o dispersa, el alcohol barato de bolsas y vasos de plástico, las esquinas meadas que era como bullía y apestaba la ciudad la pasada tarde y noche de la recuperada fiesta familiar de la Cruz en la que el ayuntamiento, como en muchas otras cosas, las líneas de autobuses, por ejemplo, no ha hecho más que volver a un pasado que incomprensiblemente añora porque quizás no lo recuerda.

Es cierto que los vecinos del centro, desde el Albaicín hasta el Realejo también volverán al pasado y recuperarán la vieja práctica de irse de sus casas cada día de la cruz hasta que pase la resaca, pero también es cierto que cada vez hay menos vecinos en el centro y que, piso que se quede libre, bien vendrá para hacer un apartamento turístico de esos que tanto le gustan al ayuntamiento y que tanta riqueza traen a la ciudad y que tanto sirven para disminuir los índices de paro entre nuestros jóvenes camareros.

Así que todos contentos; fiestuki, buen rollito, copitas, batucada y alegría que la primavera ya está aquí y que con ello, nuestros visitantes y los vendedores de alcohol estarán contentos. La policía local, emocionalmente sensible a las horas extras, imagino que también y los barrenderos más, que un buen plan de choque te paga una escapada a la playa con la familia. Es posible que para otras cosas no, pero para la fiestuki siempre hay dinero.

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