El oportunismo de los políticos cuando desvelan temas personales aún está por estudiar. Ya saben: resulta que a Ada Colau y a Iceta les ha dado justo ahora, en mitad de una campaña electoral ya de por si maleada, por airear su condición de bisexual u homosexual respectiva y electoralmente. La avidez de los políticos no respeta nada. Ni tan siquiera a los colectivos cuyos derechos presuntamente defienden. Si fuera de alguno de ellos me sentiría utilizado por el ansia de poder de estos dos oportunistas.
Con esta revelación de sus intimidades a lo prensa rosa ponen sobre el tapete un tema de más calado que el hecho de saber con quién se lo hacen estos tipos cuyas vidas sexuales como que nos importan a todos un pito. La cuestión está en si esto de la condición sexual tiene algo que ver con la capacidad para ejercer cargos de gobierno. Que va a ser que no, porque no importa con quien te acuestas sino con que pie te levantas y como diriges tus días, que por las noches, bien lo sabemos, hace cada cual lo que le da y con quien le da la gana.
Si además (en el caso de Colau) se lo cuentas al cocinero de la bazofia patria en un programa donde va la gente a vomitar y a cobrar su cheque, pues ya la bajada a los infiernos de la sociedad del espectáculo queda consumada y Guy Devord -si, el de la Internacional Situacionista-, volvería a quitarse la vida al comprobar hasta dónde hemos llegado en la distopía que tan lúcidamente planteaba.
Colau ha llegado para quedarse. Es un animal político y sabe que hay que dar carnaza a las masas cada tanto para tener atenta a la parroquia. Iceta se le ve más pinta de pringaíllo, de esos que son los asesores los que le orientan y le dicen cuando qué y cómo hacer la innovación de su vida privada, que es normalmente cuando pierdes público.
Conocí a un político que se acabó arrepintiendo de salir del armario en plena campaña. No le sirvió de nada pues a todos les daba igual su condición si no les valía como líder o gestor, que era a lo que optaba.
A mi estos eufemismos electoralistas, en la línea de Rivera que lo hizo peto en destape físico, siempre me generan suspicacias. Y desconfío aún más si cabe. O dudo si será verdad después de todo o si será una salida del armario temporal, puntual, estratégica o sobrevenida.
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