Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Fondo de armario

La cuestión está en si la condición sexual tiene algo que ver con la capacidad para ejercer cargos de gobierno

El oportunismo de los políticos cuando desvelan temas personales aún está por estudiar. Ya saben: resulta que a Ada Colau y a Iceta les ha dado justo ahora, en mitad de una campaña electoral ya de por si maleada, por airear su condición de bisexual u homosexual respectiva y electoralmente. La avidez de los políticos no respeta nada. Ni tan siquiera a los colectivos cuyos derechos presuntamente defienden. Si fuera de alguno de ellos me sentiría utilizado por el ansia de poder de estos dos oportunistas.

Con esta revelación de sus intimidades a lo prensa rosa ponen sobre el tapete un tema de más calado que el hecho de saber con quién se lo hacen estos tipos cuyas vidas sexuales como que nos importan a todos un pito. La cuestión está en si esto de la condición sexual tiene algo que ver con la capacidad para ejercer cargos de gobierno. Que va a ser que no, porque no importa con quien te acuestas sino con que pie te levantas y como diriges tus días, que por las noches, bien lo sabemos, hace cada cual lo que le da y con quien le da la gana.

Si además (en el caso de Colau) se lo cuentas al cocinero de la bazofia patria en un programa donde va la gente a vomitar y a cobrar su cheque, pues ya la bajada a los infiernos de la sociedad del espectáculo queda consumada y Guy Devord -si, el de la Internacional Situacionista-, volvería a quitarse la vida al comprobar hasta dónde hemos llegado en la distopía que tan lúcidamente planteaba.

Colau ha llegado para quedarse. Es un animal político y sabe que hay que dar carnaza a las masas cada tanto para tener atenta a la parroquia. Iceta se le ve más pinta de pringaíllo, de esos que son los asesores los que le orientan y le dicen cuando qué y cómo hacer la innovación de su vida privada, que es normalmente cuando pierdes público.

Conocí a un político que se acabó arrepintiendo de salir del armario en plena campaña. No le sirvió de nada pues a todos les daba igual su condición si no les valía como líder o gestor, que era a lo que optaba.

A mi estos eufemismos electoralistas, en la línea de Rivera que lo hizo peto en destape físico, siempre me generan suspicacias. Y desconfío aún más si cabe. O dudo si será verdad después de todo o si será una salida del armario temporal, puntual, estratégica o sobrevenida.

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