Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Granada en blanco y negro

No se comprende que una ciudad, con una estación invernal y referencia monumental, sea un problema llegar a ella

Es tan vieja la cantinela del atraso de Granada, en relación no ya europea, ni siquiera nacional, sino en el ámbito de la región, que nos sentimos cansados los que hablamos del manido asunto que, por desgracia, ofrece tan escasas posibilidades de ser originales. Por lo pronto, no se comprende que una ciudad tan variada y rica, con una estación invernal internacional, referencia monumental, con su Alhambra, el monumento más visitado de España, sea un problema llegar a ella. Cuando el fenómeno turístico tiene su lado científico y económico, con los movimientos congresistas, estar aislada por ferrocarril es un atentado de lesa magnitud que se ha recrudecido bajo el pretexto de un AVE, cual pájaro de mal agüero, eternizado en el tiempo. Riquezas tenemos de todo tipo, con una vega de excepcional calidad que no es sólo referencia paisajística, sino potencial económico que se ha ido diezmando a base de invasiones de ladrillo, sin sacarle el provecho debido -el profesor Bosque Maurell la llamó la California de Europa-, completada en la provincia con cultivos tropicales y bellísimas referencias costeras. Pocos lugares reúnen tanta variedad y calidad para haberse convertido en una de las provincias más prósperas de Europa, si hubiese estado mejor comunicada por tierra, mar y aire. El puerto de Motril sería un enlace, no sólo de cruceros de turismo, como ahora se intenta atraer, sino de tráfico de mercancías. Faltó, claro, el famoso 'tren a Motril', que ha servido de chiste desde finales del siglo XIX y que, de vez en cuando, se saca del no menos famoso cajón de los olvidos.

Pero aunque la Naturaleza dotó a estas tierras magnánimamente, cosa que sí aprovecharon los árabes cuando la convirtieron en centro de influencia y comercio internacional, se le olvidó dotarla de gente responsable, a largo de su historia, para llevarla al ritmo que exigía el paso de los tiempos. No han faltado personas inteligentes y de primera magnitud, sobre todo en el campo de la cultura. Pero creo que ese exceso de 'inteligencia' y 'autocrítica' ha sido, en el fondo, negativo, porque se ha estado más pendientes de censurar o despreciar las cosas que no se nos hayan ocurrido individualmente, en vez de unirnos para alcanzar metas comunes, imprescindibles para progresar como sociedad.

Estos días, asistiendo al espectáculo internacional blanco de Sierra Nevada, transmitido por todo el mundo, es ocasión de lamentar la otra cara negra que oculta las cumbres deslumbrantes. Estoy convencido que mientras no cambiemos nuestra forma de ser y de pensar -políticos incluidos que, al fin y al cabo, son fauna resultante del medio ambiente-, seguiremos en el desafinado coro plañidero por los siglos de los siglos.

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