Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Dos Granadas

Si no fuera por sus creadores y los movimientos reivindicativos, la ciudad sería sólo pasado arqueológico

Un breve, pero estimulante soplo de aire fresco, me llega con un precioso libreto que Juan de Loxa preparó para el ballet flamenco de David Martín Mi sentir en Pablo que se estrenó en el Teatro Cervantes de Málaga el pasado octubre. El poeta fue protagonista en la vida cultural granadina de los 70, con los movimientos claves que reunió a poetas, músicos, ilustradores, dando vida nueva y proyección a una ciudad y, posteriormente, dirigiendo la casa museo García Lorca en Fuente Vaqueros. El número 1 se titula los textos poéticos que a través del personaje picassiano Arlequín da sentido a su desarrollo escénico. Loxa, una vez más, número 1, en la fuerza y originalidad de su poesía y en la aportación a ideas creadoras que son las que hacen vivir a Granada que si no fuera por sus creadores y los movimientos reivindicativos, la ciudad sería sólo pasado arqueológico.

Sería interminable mencionar aportaciones de tantos creadores en esta ciudad en todos los terrenos: musicales, en sus distintas especialidades, desde la clásica a la flamenca o el rock; poética, literaria, pictórica, escultórica, etc., aunque hasta la sede de la SGAE en Andalucía Oriental se traslade a Málaga. Pero también es importante cómo se van imponiendo los movimientos reivindicativos ciudadanos, rompiendo la inercia de la ciudad dormida, exigiendo, como en el caso de la crisis creada por la fusión hospitalaria, tras la creación del nuevo centro en el Campus de la Salud -que, curiosamente, más que enriquecer el panorama sanitario granadino lo ha reducido-, que se restituyan servicios, con los dos hospitales completos existentes antes de la reforma, según el sector crítico que lidera el doctor Candel y que ha obtenido el respaldo ciudadano en las manifestaciones más numerosas que se recuerdan.

Igual ocurre con la desconexión ferroviaria que ya llevamos dos años sufriéndola, a la espera incierta de un AVE que, como tantas otras, sus plazos se alargan indefinidamente. Todavía tenemos 'metro' para rato, tras años de insufribles daños y molestias; el Centro Lorca sigue como monumento a la vaciedad, el museo de la ciudad fue un sueño, o quizá una pesadilla como ocurrió con el gran espacio escénico.

Escribía recientemente que en Andalucía tenemos dos modelos de ciudades: una Málaga floreciente y una Granada dormida en sus torreones de la Alhambra que, en palabras de Ganivet, sueñan con la muerte, aunque esté lejana. Hay más de dos Granadas, pero, en síntesis, una mira para adelante y otra pasivamente para atrás. Los creadores saben que para lograr sus sueños tienen que salir de la charca. Pero los que aquí quedamos debemos reivindicar, en la calle, en los medios o en las instituciones, lo que las 'autoridades enanas' nos hurtan.

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