De Guindos no se cae

El éxito de De Guindos se corona con la guinda del ridículo en que quedan los que quisieron que se cayese

El nombramiento de Luis de Guindos como vicepresidente del Banco Central Europeo es una buena noticia para España. Corrige nuestra falta de peso en las instituciones comunitarias e instala una voz autorizada en la toma de decisiones que nos van a afectar directamente a la cartera, donde tanto nos duele todo. Además, tiene una lectura política cuyo picante aumenta De Guindos con su éxito contra viento y marea.

El PSOE dijo que no lo apoyaría porque quería una mujer para el puesto. Luego no se presentó ninguna mujer, y siguió sin apoyarlo. Esto es, que el feminismo era una excusa, como demuestra que ahora no apoyen a Elena Valenciano, que encima es del PSOE, para presidente del grupo socialista en el Parlamento Europeo. No lo hacen porque Valenciano apoyó a Susana Díaz, y Pedro Sánchez no aprende, pero tampoco olvida. Su afán por conseguir puestos de relevancia para las mujeres, tan útil para ningunear a De Guindos, se extingue de inmediato si afecta a sus rencillas políticas de antaño. Las feministas deberían indignarse con este "feminismo objeto".

En la política europea se da un juego de solapamiento de lealtades que resulta jugoso. Por un lado, están las ideológicas y, por otro, las nacionales. Se entendería que los socialistas se desentendiesen de apoyar a un candidato del Partido Popular, por muy español que fuera, si explicasen bien que para España en su conjunto es mejor un candidato de otra nacionalidad con una política más favorable para nosotros. Eso no lo han hecho. Han roto una costumbre de apoyos nacionales, sin justificarla y en un momento (con la crisis constitucional en Cataluña) en que toda imagen de unidad de los constitucionalistas era poca.

Es un alivio, por tanto, que esta espantada les haya salido tan mal a los socialistas. Las equivocaciones las suele tapar demasiado bien el éxito. Pero si maniobras para el mal y te sale mal, quedas doblemente mal. En cambio, cuando haces lo correcto, y no cuadran los resultados, importa muchísimo menos, porque lo importante ya lo habías dejado claro. El PSOE no apoyó al candidato español, dejó pasar una oportunidad de transmitir una imagen de unidad nacional, ha abusado descaradamente del feminismo de salón, ha desgastado al Parlamento Europeo, que ha rechazado un candidato que ahora va a tener que aceptar y ha dejado en evidencia su falta de apoyo a Elena Valenciano. Y todo para nada, como suele Sánchez.

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