Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Héroes de cine

Esteban pintaba sueños. Lograba representar con extrema precisión los rostros y las expresiones de los astros del cine

He olvidado el nombre del protagonista pero no el impacto que me produjo la frase. En cierta ocasión le preguntaron a un destacado personaje británico por el acontecimiento capital en la historia de Inglaterra y él respondió: "La revolución francesa". La paradoja vale también para muchas personas cuya biografía quedó marcada por sucesos anteriores a la fecha de su nacimiento o por seres a los que jamás llegaron a tratar. Suele ocurrir en la infancia. En la mía hubo niños y adultos que me deslumbraron por su belleza, inteligencia, originalidad o quehacer; gentes a las que presté una tremenda atención mientras ellas me ignoraban por completo. Es el caso del motrileño Antonio Esteban Lirola, muerto hace días con 88 años. Esteban pintaba sueños. Era cartelista cinematográfico y lograba representar con extrema precisión y a distintas escalas, algunas gigantescas, los rostros y las expresiones de los astros del cine. Sophia Loren, Brigitte Bardot, Gregory Peck, Alain Delon… todas las divas y galanes de los 60 y 70 fueron retratados por él en papel o en la misma fachada del Coliseo Viñas, la última gran sala en caer en la ciudad costera.

El cine es, junto con la arquitectura, la más colectiva de las artes. En la producción, distribución y exhibición de cada película participan cientos de personas y todas son imprescindibles. Tan imprescindibles como el señor al que los niños llamábamos "el gordo" y que ejerció durante años de portero en el Coliseo. Tan imprescindibles como el encargado de que el filme se proyectara sin interrupción sobre una pantalla enorme, con el tamaño de las ilusiones. Tan imprescindibles como Esteban, cuyos dibujos tenían la cualidad de engatusar y despertar los apetitos con la misma intensidad que la vitrina de la pastelería Videras, situada unos metros más abajo. Tan imprescindibles como el responsable del Madrigal, Juan Torres-Molina, quien mantiene en pleno centro de Granada el último cine de autor, o de arte y ensayo, o como lo quieran llamar, sin ayuda ni subvención alguna. Su pasión por el cine es tal que los años le están confiriendo el aspecto de un secundario de Ford. Al Madrigal, y a Juan, aunque muy joven, la ciudad los dejará desaparecer para vindicarlos después, como es su costumbre… pero esa es otra historia y merece artículo aparte. Hoy, aunque a destiempo, sólo quiero prestar mis palabras a varias generaciones de motrileños para agradecer a Esteban las muchas veces que nos hizo caer en la tentación, que nos abrió las puertas del paraíso.

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