La columna

Juan Cañavate

jncvt2008@gmail.com

Historias del aparato

La respuesta de Susana Díaz ante el fracaso de las primarias ha sido una respuesta de aparato y no la de la líder de un partido

Se equivocan quienes hacen a Susana Díaz responsable de la triste imagen que hoy da el socialismo andaluz. La verdad es que esa imagen que hoy visibiliza en toda su impúdica intensidad la Presidenta del Gobierno, empezó a gestarse en el momento en que Chaves, en contra de su propia voluntad, se bajó a Sevilla a ejecutar las órdenes de Alfonso Guerra y cortarle la cabeza a Borbolla y a todo su equipo de aquel segundo gobierno autonómico.

Chaves, de paso, inició el camino perverso de mezclar Gobierno y Partido en una simbiosis que llegarían a generar rubor en cualquier demócrata y así, la red que el aparato del partido fue tejiendo terminó por ser determinante en las decisiones que el gobierno iba tomando que, por fin, no gobernaba sino por los intereses tácticos del partido; una mezcla entre supervivencia política de la clientela y portadas de periódicos. Todo a cuatro años vista.

Así vino a dejar las cosas Chaves y así se las encontró Griñán, y así terminó por parecer normal que la Secretaria de Organización, la experta orgánica en tramas, controles y maniobras, pudiera convertirse en Secretaria General, como acabó por parecer normal que el periodista de un Consejero, pueda llegar a convertirse en su Jefe de Gabinete.

Susana nunca debió ser Secretaria General del socialismo andaluz ni, mucho menos, Presidenta del Gobierno.

¿Se imaginan que Alfonso Guerra hubiese sucedido a Felipe González en el Gobierno de España o en la Secretaria General del PSOE?

Y es que Susana nunca ha dejado de pensar como una Secretaria de Organización y por eso su respuesta ante el fracaso de las primarias ha sido una respuesta de aparato y no la de la líder de un partido: no ha pensado en reelaborar su discurso político o en perfilar la imagen del partido, lo que ha hecho es adelantar el congreso del PSOE-A para evitar que las candidaturas de apoyo al nuevo Secretario General se organizaran y pudieran mover su inmerecido sillón.

Sus partidarios han expresado de forma algo confusa sus objetivos a corto plazo; al parecer se va a centrar en Andalucía, pero lo que no han aclarado es si, por fin, la Presidenta del Gobierno se va a dedicar a gobernar, algo que no ha hecho desde que llegó al poder tras la caída de Pepe Griñán.

Mantuvo un gobierno de arrancada, como la inercia de un barco que para sus motores, durante aquel primer periodo intermedio en que heredó un gobierno y, después de adelantar las elecciones ante el miedo de que Podemos barriera en Andalucía, ha mantenido un gobierno errático, sin estrategias claras y atado a decisiones improvisadas determinadas por los aparatos provinciales y por la prensa. Si quieren un ejemplo, ahí tienen la confusión hospitalaria granadina.

Eso no es corregir el rumbo, eso es no saber donde se va. Algo que a doña Susana no le importa siempre que ella vaya en la rueda del timón y sus fieles en la cabina de proa.

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