Cámara subjetiva

ángeles Mora

Hotel Reúma

RECUERDO que hace tiempo, mi amiga, la pintora Maureen L. Booth, genial como artista y también encantadora persona, me hablaba de la fascinación que sentía por aquella casa solitaria, abandonada en medio de la vegetación bajo las torres de la Alhambra. Quería contactar con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Estaba empeñada en contagiarles su entusiasmo y recuperar esa casa encantada para usos culturales: exposiciones, recitales poéticos, musicales, etc. Me parecía una idea magnífica. Logró hablar con la Consejería, aunque se encontró con la respuesta que sospechábamos: una estupenda idea irrealizable, pues era imposible recuperar, por el momento, el antiguo 'Hotel Bosque de la Alhambra', más conocido como 'Hotel Reúma' por los granadinos, debido a la humedad que rezumaba aquel espacio idílicamente rodeado de agua y frondosidad.

He vuelto a recordar el ensueño de Maureen L. Booth, ahora que las cosas toman un cariz inesperado. Parece que la ciudad, el Patronato de la Alhambra y Generalife y el Ayuntamiento, están dispuestos a recuperar y restaurar el paisaje de la margen izquierda del río Darro, desde el Puente del Rey Chico o del Aljibillo hasta el Puente de las Chirimías. Y como un primer paso antes de acometer esa recuperación nos proponen que conozcamos el espacio y su historia.

Y así se ha hecho, a través de un seminario, con la intervención de grandes especialistas, y una magnífica exposición: Paseo de los Cármenes del Darro. El Seminario me lo perdí, cosa que siento profundamente, pero quiero llamar la atención sobre la exposición, abierta hasta el 4 de septiembre en la Casa Morisca de Horno de Oro, así como sobre el catálogo, una auténtica joya que poseo gracias a la atención de otro gran amigo mío, sabio donde los haya, conservador del jardín botánico, el profesor de historia de los jardines José Tito Rojo, uno de los responsables tanto del catálogo como de la exposición y el seminario.

Quizá deberíamos tomarnos en serio el debate que se nos propone: tocar o no tocar ese entorno, intervenir, pero de qué manera… No he visto hasta ahora que se haya producido gran revuelo ciudadano. Leí en este periódico, una estupenda -como siempre-- columna de Juan Cañavate, mostrando cierto recelo…

En principio no me parece mal recoger el guante que se nos ofrece. Con la debida atención, desde luego. No sea que el locus amoenus se nos indigeste luego.

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