Igualdad y autonomías

El Gobierno no tiene ni los instrumentos necesarios ni los recursos para garantizar la equidad y cohesión social

El pasado miércoles se constituyó en el Congreso de los Diputados la Comisión para la evaluación y modernización del Estado Autonómico, que surge del acuerdo entre Pedro Sanchez y Mariano Rajoy en el proceso político en el que se enmarca la respuesta del Estado al desafío independentista de Cataluña. La comisión es una propuesta del PSOE que pretende tener una valoración política del funcionamiento del Estado Autonómico, para que sea tenida en cuenta ante una futura reforma de la Constitución.

Quiero hoy detenerme en la importancia que tiene el hecho de que pueda abordarse un análisis del camino recorrido en estos últimos 40 años y poder valorar las fortalezas y debilidades de nuestra arquitectura institucional y territorial. En mi experiencia, el impacto del sistema autonómico en el bienestar de la sociedad española es enormemente positivo y es, gracias a este modelo organizativo, que hoy tenemos una mejor sanidad, mejores servicios sociales y una mejor educación pública. Desde ese punto de vista, ha sido un modelo de éxito.

Las sombras sin embargo existen y están condicionadas a un sistema de financiación inadecuado que no garantiza ni la suficiencia presupuestaria ni la equidad financiera, pero también por el hecho de que el Gobierno de España no tiene ni los instrumentos necesarios ni los recursos suficientes para cumplir sus funciones de equidad y cohesión social.

En el caso de la sanidad es evidente que hay diferencias entre comunidades y barreras a la movilidad de los pacientes; de igual manera, en servicios sociales y en atención a la dependencia hay desigualdades y graves carencias. Y si nos referimos a educación, hay una convicción general sobre la conveniencia de un acuerdo de Estado que permita superar las diferencias e insuficiencias actuales.

Por eso, creo que tenemos delante de nosotros una gran oportunidad para reforzar los aspectos mejorables y enfrentar con datos las presiones que van a arreciar desde quienes aspiran a recentralizar el Estado. Lo harán usando los problemas señalados como si fueran propios del modelo autonómico cuando lo son por el hecho de no haber cerrado un diseño federal del Estado y por la escasa convicción autonomista que caracterizó a la derecha desde siempre.

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