ES un hecho objetivo que entre la población inmigrante, especialmente la irregular, se produce una actividad delictiva más elevada porcentualmente que en la población nacional. No hay más que ver las estadísticas de internos cumpliendo condenas en los distintos centros penitenciarios. Eso tiene que ver exclusivamente con la situación en que se encuentran estas personas, no con su idiosincrasia, nacionalidad o cultura. Por eso ha constituido un gran escándalo político y social el conocimiento de una circular de la Jefatura Superior de Policía de Madrid en la que se ordena a los agentes detener a cierto número de inmigrantes sin papeles según las zonas de la capital, prometiendo ventajas laborales a los policías que cumplan la cuota de detenciones asignada e incitando a la detención sobre todo de marroquíes, por la mayor facilidad existente para su expulsión. La circular reproduce los clichés xenófobos puestos en circulación por la derecha europea más extremista y convierte en delincuentes a un amplio colectivo de personas que sólo han cometido una falta administrativa, carecer de documentación para permanecer legalmente en España. Precisamente aquella circunstancia que hace más difícil su vida cotidiana y les lleva a situaciones de explotación y desamparo que el Estado debería perseguir con contundencia. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, percatado de la gravedad del caso, ha cambiado su titubeo inicial por una afirmación nítida de que una orden de ese tipo no ha salido de su departamento ni de la Dirección General de la Policía que de él depende. En todo caso, las fuerzas de Seguridad del Estado se hallan en la obligación de perseguir el delito, cualquier delito, lo haya cometido un extranjero irregular, uno con todos los papeles en regla o un ciudadano nacido en España. La circular, desgraciadamente, existe. Por tanto, debe ser expresamente desautorizada por el ministro, para restablecer la ley y restaurar una cultura de respeto hacia los derechos humanos de todos que pensábamos sólidamente establecida en nuestro país.

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