Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Insultar no es gratis

EN Bruselas van a multar hasta con 250 euros un insulto por la calle. Encabeza el catálogo de agresiones verbales el castizo acoso a las mujeres, que no es una exclusiva tradición española, como ven. De hecho, hace unos días el diario Le Soir explicaba un documental de una joven realizadora belga que ha puesto de manifiesto cómo a plena luz del día, de paseo por el centro de la capital de Europa, la autora era objeto de todo tipo de insultos, como puta o zorra, e insinuaciones sexuales. Y las grababa con paciencia, cámara en mano. Un estoicismo que ha tenido recompensa más allá de lo profesional. El Ayuntamiento de la ciudad y la fiscalía de Bruselas han redactado una normativa por la que los improperios pasan a ser una falta.

La medida tiene la dificultad de la prueba. Las palabras se las lleva el viento y pueden quedar impunes, pero nunca son gratis. Ofenden, hacen daño, socavan la dignidad de las personas. La norma prevé que la policía pueda multar en el acto, en caso de flagrante delito. Lo que es altamente improbable, a menos que los agresores verbales sean tan memos como zafios y realicen su acoso ante las barbas de los agentes. También se establece un sistema de denuncia para las víctimas, que en la mayor parte de los casos no perderán el tiempo en los trámites. El alcalde cree que estas sanciones administrativas influirán en la mentalidad de los ciudadanos. Las feministas las consideran insuficientes, porque no se cambian los estereotipos sexistas a través de la educación y la prevención.

En todo caso, los insultos nunca deberían ser gratuitos. Aunque gratis han salido los que el lunes dirigió a la presidenta regional Esperanza Aguirre un grupo de alumnos y sindicalistas, que boicotearon el acto de apertura del curso en la Universidad Autónoma de Madrid. No es nuevo, en otras universidades españolas ha habido grupos que han reventado actos de Felipe González, José María Aznar, Manuel Fraga o Santiago Carrillo. Mala educación y vileza en todos los casos. Pero éste ha tenido otras secuelas. Aguirre se ha olvidado de que viste la camiseta liberal, sinónimo de tolerancia, y ha pretendido que fue objeto de amenazas de muerte, porque algunos gritos despreciativos decían "¡muérete!" Un poco exagerado. Por el contrario, la lideresa popular ha estado en su sitio cuando ha mostrado su apoyo a la concejal socialista de Los Yébenes (Toledo) tras la difusión por las redes sociales de un vídeo íntimo para uso particular, que ha circulado por internet.

Olvido Hormigos no ha dimitido, después de recibir una avalancha de apoyos por Twitter, aunque estuvo tentada por los insultos y el acoso de algunos de sus vecinos, que el jueves tras el último pleno municipal la recibieron a la salida al grito de puta y zorra. Las mismas palabras que le decían los gamberros bruselenses a la realizadora del documental. Pero aquí, sin multa; de gratis. Lástima.

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