Ya ha terminado el primer asalto de este play off de semifinales y nada más llegar a Granada empezamos a disfrutar del tiempo libre que tenemos a nuestra disposición hasta esta misma tarde, en la que volvemos a los entrenamientos.

La misma noche posterior al partido, tras una copiosa cena en un mesón de Almería al que nos llevan con buen criterio los almerienses del equipo, llego a casa y, al meterme en la cama, no puedo evitar hacer un repaso mental de lo que pasó esa tarde. Es algo que le ocurre a muchos de nosotros. Empieza a rondarte por la cabeza una especie de película del partido en la que la memoria te lleva a revivir acciones puntuales y aparecen pensamientos de todo tipo: qué pena de partido, qué bien se hizo tal cosa y, sin embargo, que mal aquella otra, si el árbitro no se hubiera equivocado en tal punto, si hubiera entrado tal bola… Sin embargo y sin darme cuenta me quedo dormido hasta la mañana siguiente.

El domingo empieza la jornada, en mi caso, con unos buenos churros para desayunar mientras me pongo a leer todo lo que recogen los periódicos de Granada y las páginas de Internet sobre el partido del sábado. El resto del día, cada uno de nosotros lo aprovecha para todo tipo de actividades: estudiar o hacer trabajos de clase, para el ocio o salir con los amigos, etc. Precisamente, una de las pruebas de que no sólo se mantiene en el equipo una relación de compañeros, sino que además de eso somos muy buenos amigos, es que muchos de nosotros quedamos para salir a tomar algo. Algunos, incluso, se fueron de ruta motera a la playa. Es entonces cuando se aprovecha para comentar todos nuestros pensamientos sobre el día anterior a modo de catarsis y también pasar a desconectar de la dinámica y la tensión habitual de toda la semana.

Hoy, vuelta a esa rutina semanal de clases, trabajo, entrenamientos, etc. Pero con las pilas cargadas y pensando en entrenar duro de cara a los dos partidos que nos esperan en casa el próximo fin de semana, que serán la clave para prolongar nuestro sueño.