Joyería Constitución, para los amantes del oro

Si se opta por una definición contundente, puede decirse que la joyería Constitución no es uno de esos exclusivos establecimientos que persiguen a esos clientes que, a su vez, van a la caza de esa pieza de diseño que dé muestras de su clase. En la mayoría de los casos, sus compradores quieren piezas clásicas o artículos llamativos que demuestren su poder. Entre sus clientela hay amantes del oro y de las piedras preciosas de todo tipo, de todos los gustos y de todas las edades. Como señalan sus vendedores, Carmen Mansilla y Carlos López, por la tienda pasan inmigrantes árabes, sudamericanos o de Europa del Este y clientes tanto de la capital como de los pueblos de la provincia.

El precio de los artículos que se venden en la joyería son similares a cualquier otro establecimiento más exclusivos. Por un lado pueden encontrarse los mismos diseños italianos, esas piezas más minimalistas y con muchos menos gramos de oro. También están las joyas de toda la vida: seminarios, corales, aros de oro, abridores para recién nacidas, cordones, sellos o esclavas. Lo que la hace diferente a algunas de sus piezas es el tamaño. "Un sello de los figurativos, un cordón de 2.230 euros o un colgante con la cara de un faraón de 1.500 euros sólo los compran un público muy determinado", cuenta la vendedora.

De entre las historias especiales de esos "amantes del oro", Mansilla destaca la de una clienta que tres veces por semana, en la década de vida de la tienda, lleva seis euros para ahorrar e ir comprándose tres o cuatro de esas joyas cada año. Porque, conviene destacar en estos tiempos, que el establecimiento permite pagar a plazos.

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