Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Justicia y subsidios

LAS masivas transferencias de renta al sur hoy son injustas. Lo decía ayer en La Vanguardia Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de la consultora Freemarket. Ignoro el parentesco que tenga con Constancio Bernaldo de Quirós, alumno y más tarde colaborador de Francisco Giner de los Ríos, autor entre otras obras del folleto El espartaquismo agrario andaluz, publicado en 1919, o el libro El bandolerismo andaluz, aparecido en 1933. Pero me temo que su posible antepasado jurista tuvo mayor consideración con Andalucía que este eventual descendiente, presentado como un federalista sin melindres y simpatizante del Partido Popular.

Aclara B. de Quirós que no quiere decir que andaluces y extremeños sean holgazanes, pero se pregunta en qué se han gastado las masivas transferencias de dinero y cómo han sido gobernados estos territorios, para que el diferencial de renta entre el norte y el sur apenas se haya movido en treinta años. "El PSOE está defendiendo ese estatus como si fuese un partido africano". En resumen, piensa que el Estado de las autonomías se sostiene gracias a las clases medias de Madrid, Cataluña y, en menor medida, Baleares y Valencia.

En Andalucía es seguro que en los años de abundancia se han creado organismos y empresas públicas que en estos tiempos de estrecheces no se habrían puesto en marcha. Pero igual que en las demás regiones, gobernadas por PSOE, PP o nacionalistas. Clientelismo ha habido en todas las autonomías, en particular en las que el partido gobernante ha prolongado su estancia en el poder. La nueva situación exige la máxima austeridad al sector público, pero el argumento de que Cataluña y Madrid mantienen a una España subsidiada es discutible.

No son los territorios los que tributan a Hacienda, sino las personas. Así que quienes más tienen, más pagan al erario público, que tiene que atender las necesidades de la población, allí donde esté. Pero hay otro elemento que se utiliza menos. Desde la creación del Benelux en 1944, por los gobiernos en el exilio de Holanda, Bélgica y Luxemburgo, se establecieron unos mecanismos compensatorios para la supresión de los derechos de aduana. Así era la política de libre comercio inspirada por la derrota del proteccionismo puesto en marcha tras el crack del 29.

A esos mecanismos de compensación se les llama política de cohesión en la Unión Europea. La eliminación de ese principio en el interior del mercado único español consagraría el predominio de las regiones de fuerte desarrollo industrial sobre los territorios tradicionalmente agrarios. Hay que reclamarle austeridad al gobierno regional y capacidad de iniciativa a la sociedad civil andaluza. Pero parece un derecho razonable que los mecanismos compensatorios perduren mientras haya supresión de aranceles y diferencias de renta.

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