Pensándolo mejor

Miguel Hagerty

Kiki y el botellón

JUSTO daba señales de desvanecer el tópico, aún en vigor, de Soto de Rojas, cuando los PePes van y dan renovada vitalidad al verso: "Jardín cerrado para muchos, paraíso abierto para pocos". Parece ser que, por pasarse de listos en apañar el precio de los terrenos del Campus de la Salud -del cual estoy orgulloso a priori- tendremos que desembolsar millones para parchear la chapuza.

La reacción de Isabel Nieto de Urbanismo a la sentencia del Supremo es elocuente de este espíritu remozado, en versión local, de "Santiago y cierra España". Ha venido a decir -bueno, lo ha dicho- que los propietarios a quienes el Ayuntamiento de Kiki engañó a lo grande deben devolver el dinero que les mal pagó hace años y, como son buenas personas, el Consistorio les devolverá los terrenos de autos y en paz.

Da la sensación de que el equipo A de la Plaza del Carmen está entrando en un callejón sin salida a pasos agigantados, mejor dicho, en varios callejones sin salida. Por muchas estatuas que propongan erigir en la Avenida sin árboles (vivos) de la Constitución, se empieza a sospechar que hay mucha, mucha improvisación al borde de un ataque de nervios.

Resulta que el botellódromo (¡qué palabro!) es de uso exclusivo de los jóvenes granadinos, sobre todo de los incívicos, y no de los jóvenes incívicos de otras partes. Justo cuando el PP acusa al PSOE de "romper España", cogen y declaran el botellódromo propiedad exclusiva de los borrachos penibéticos. ¡Con lo que une a la gente un trago tomado juntitos! Pero no, están en contra de la unidad nacional porque, ya que no pueden (no por falta de ganas) prohibir que viajen a Granada jóvenes con pinta de botelloneros, cogen y cierran el mejor, y único, botellódromo del país.

Como toda prohibición trae daños colaterales, por usar un término militar norteamericano, los rocieros se han visto privados de montar su propio botellón -eso sí, más limpico y menos ruidoso- en el Paseo de los (cada día más) Tristes. Pero, como dirían en Alcaldía, son cosas que van con el cargo.

Sin embargo, la guinda ha sido la crítica que hace el PP, especialmente Sebastián Pérez, a Kiki porque, como no es militante del PP de Granada capital, no tiene derecho a criticar a la actual cúpula del partido y sus actuaciones. Esto lo dice a quien fuera alcalde de Granada durante cuatro años. ¡Pobre Kiki! Cuando viene de visita a Granada no podrá ni ir de botellón por ser doblemente foráneo.

Con razón la Casa de los Mascarones, donde residía Soto de Rojas, está contigua al antiguo cuartelillo de la Guardia Civil (la del Sargento Colomera). Se le ve el plumero al PP.

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