buscando razones

José Antonio / Pérez Tapias

Lenin en la orilla

SI los caminos del Señor son inescrutables -dicen las Escrituras-, los vericuetos de la imaginación son imprevisibles. En mi caso, bajo la inspiración de alguna musa generosa, el recuerdo del recién fallecido don Santiago Carrillo vino a asociárseme al título de una de las seductoras novelas de Haruki Murakami, el escritor japonés tan en boga: Kafka en la orilla. La inflexión con la que Carrillo imprimió un giro decisivo a su biografía política y, con ella, a la trayectoria del PCE -incidiendo desde ésta en la historia de la España del siglo XX-, tuvo mucho que ver con dejar a "Lenin en la orilla".

Abundantes necrológicas han refrescado la memoria con datos, relatos y reflexiones sobre la trayectoria de quien fue Secretario General del PCE. Ha sido repasado su tránsito desde la órbita del socialismo a la del comunismo y su papel en el gobierno de la República durante la guerra -algún clarificador artículo ha arrojado luz sobre los entresijos de los asesinatos de Paracuellos que la derecha se empeña en echar sobre las espaldas del joven Carrillo-. De nuevo se ha ponderado su quehacer político en un largo exilio durante el cual se desplazó desde el stalinismo hasta el eurocomunismo en el que acabó ubicando al partido que dirigía. Fue en ese complicado viaje en el que dejó atrás a Lenin cuando atravesó el Rubicón de una a otra orilla, arribando a la de la asunción plena de lo que implica una democracia pluralista en un Estado de derecho.

Eurocomunismo y Estado, el libro con el que Carrillo se alineó junto a Berlinguer y Marchais frente al comunismo soviético, significó la superación de la estrategia planteada por el líder bolchevique en El Estado y la revolución. Abandonando la doctrina de la "dictadura del proletariado" -tras apoyar el intento de socialismo democrático en la Primavera de Praga, Carrillo tuvo claro que "dictadura, ni la del proletariado"-, el camino quedaba expedito para la vía reformista por la que el PCE apostaba para España. Dejar a Lenin en la orilla -el legado de Gramsci ayudó a lo que era una difícil despedida- fue necesario aligeramiento de equipaje en el compromiso a favor de la democracia que la sociedad española anhelaba.

Si "la responsabilidad empieza en los sueños", como dice el verso de Yeats al que vuelven en distintos momentos los personajes de Murakami, Carrillo tuvo el sueño de una España democrática y a él dedicó sus afanes. Estos los ha mantenido hasta el final, procurando nuevas vías de entendimiento para una izquierda que es plural, e insistiendo en la necesidad de que ésta afronte la tarea de levantar alternativas frente a la crisis económica, así como la de avanzar hacia un Estado federal como cauce de convivencia de una España plurinacional. Como el protagonista de Kafka en la orilla, Carrillo también veía espectros.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios