Esta boca es tuya

Antonio Cambril

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Lobos, ovejas, pensionistas

Doña Celia nunca ha recriminado a su partido que rompiera y fundiera la hucha de las pensiones en algo más de un lustro...

Una nación de ovejas engendra un gobierno de lobos". La frase se atribuye a Edward R. Murrow, cuyo enfrentamiento con el senador McCarthy en plena Caza de Brujas inspiró a George Clooney para realizar la película Buenas noches y buena suerte. Ed Murrow faenó de corresponsal en el transcurso de la II Guerra Mundial, ejerció más tarde de pionero de la televisión y comentarista-estrella de la CBS y acabó su carrera como director de la Agencia de Información de EE UU por decisión del presidente John F. Kennedy. Su sentencia tiene fácil interpretación: si eres incapaz de defenderte, no faltará quien esté dispuesto a abusar de ti y a aullar de placer después. Y a aullido ha sonado a muchos ancianos (en sentido figurado, se entiende) la denuncia de la presidenta de la Comisión de Seguimiento del Pacto de Toledo de que hay un número importante de jubilados que está más tiempo cobrando la pensión que trabajando. La diputada Celia Villalobos (lo del apellido es mera coincidencia) lleva ocupando cargos públicos de relevancia casi treinta años y gana, según publica un diario digital, más de 84.000 euros al año. Si a ese dinero se suma lo que obtiene su marido, Pedro Arriola, asesor crónico del Partido Popular, es fácil concluir que no sufra zozobra alguna por el futuro familiar.

Doña Celia nunca ha recriminado a su partido que rompiera y fundiera la hucha de las pensiones en algo más de un lustro, ni que haya empobrecido a los jubilados al aumentar sus retribuciones por debajo de lo que lo ha hecho el Índice de Precios al Consumo. Tampoco se quejó cuando el Gobierno aprobó una reforma laboral que permitió lanzar a la calle a un tropel de asalariados con una indemnización jibarizada de veinte días por año. Y jamás se opuso a la costumbre de las grandes empresas de organizar planes masivos de jubilaciones anticipadas que ponían en la calle a los cincuentones. No advirtió que, tras toda una vida trabajando, millones de personas perdían el empleo en la penúltima hora y quedaban condenadas a recibir rentas míseras en la vejez. Cuando muchos de los lobos que habían desatado la crisis comenzaron a aullar y millones de ovejas quedaron paralizadas, ella estaba entretenida (jugando en ocasiones, al menos en una, al Candy Crush) en el Congreso. Todo en sentido metafórico, claro: los lobos, los aullidos y las ovejas. Pero no el Candy Crush.

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