A bote pronto

Juan Alfredo Bellón

Lodeiro

ALEGRÉMONOS pues, ya que somos jóvenes. Y porque el próximo martes, la comunidad universitaria votará para dilucidar, de entre cuatro candidatos, cuáles van a ser los dos aspirantes finalistas al cargo de Rector. Todos tienen numerosos partidarios en los diferentes estamentos y han debatido con las partes interesadas sus programas con la ilusión legítima de tratar de que, bajo su virtual gestión, la Universidad de Granada dé el salto definitivo hacia la modernidad y se homologue con las mejores del continente y del país, entre las que ya está en vanguardia en aspectos tan significativos como la investigación biomédica (que la carcundia ultramontana intenta boicotear al estilo de Bush denunciándola ante los tribunales) y la presencia masiva de profesorado y alumnado visitantes, consecuencia de la atracción que Granada ejerce en todo el mundo por ser ciudad acogedora, juvenil, histórica y moderna donde se investiga, se estudia y de disfruta de una intensa actividad cultural, turística, deportiva y medioambiental.

La campaña electoral que ahora termina ha resultado frenética y acalorada para las cuatro candidaturas entre cuyos impulsores tengo amistades con las que comparto docencia, investigación, ilusión literaria y la idea de que, en un Rectorado ideal, debe primar la política universitaria por encima de la partidista. Claro que esto no me impide pensar que la colaboración política del profesor Campos con el gobierno del PP durante la presidencia de Aznar y con la alcaldía de Torres Hurtado en su primer mandato, lo convierten en un candidato (vístase de lo que se vista y apóyelo quien lo apoye) cuyo modelo universitario me resulta radicalmente contrario e inasumible.

En cambio, los otros tres candidatos han trabajado con talante democrático y eficacia probada en sus respectivos vicerrectorados y, como también cuento con amistades entrañables en sus equipos, les deseo lo mejor el próximo día 4. Aunque debo añadir que el candidato a quien mejor conozco y que me ofrece un perfil más sólido y fiable para gobernar colegiadamente la institución universitaria es Francisco González Lodeiro, no sólo por su contribución decisiva al proceso constituyente desde comienzos de los ochenta, sino sobre todo por haber logrado desplegar una política imaginativa y valiente de apertura al exterior en su etapa de vicerrector de Investigación y Relaciones Internacionales, origen de la magnífica posición actual de nuestra Universidad tanto dentro como fuera de España.

Votemos y gocémonos juvenilmente, como dice nuestro himno y conviene al espíritu de la institución. Así sea.

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