Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Lorca y el tren

'Velocidad Ganada': el legado de Lorca empieza a llegar 15 años después y el tren lleva tres años desconectado

Quince años hace que empezaron los tira y afloja -con graves anomalías económicas por medio- para instalar en Granada los fondos lorquianos que custodia la Residencia de Estudiantes que, como muy acertadamente dice un destacado conocedor de la trayectoria y obra de Federico García Lorca, Andrés Soria Olmedo, sin el impulso y las relaciones que allí conectaron al poeta granadino con lo más granado de la intelectualidad de su tiempo ni la obra ni el conocimiento de Federico hubiese adquirido la dimensión de la que goza. Cuando redacto esta columna no he visitado la exposición de las 200 piezas que se exhiben en su 'casa-habitación' de la Romanilla, pero confío que la probidad de su comisario habrá elegido algo interesante que pueda dar idea de lo que podrá significar las 5.000 piezas que, dicen vendrán antes del 30 de junio.

No saldaremos una deuda con el recuerdo de Federico -que fue alguien importante cuando salió de Granada y dejó de ser una persona viva a poco de regresar- porque con quién saldamos la deuda es con nosotros mismos, teniendo al lado a nuestro granadino más universal. Esperemos que el Centro sea faro iluminador, lugar de peregrinación intelectual y enriquecimiento de las diversas miradas a la obra de Federico y todo lo que su aportación sigue inspirando en los creadores mundiales.

Federico García Lorca regresó en tren a su Granada el 17 de julio de 1936, en el mismo convoy que traía el cadáver del duque de San Pedro de Galatino, vinculado a otro granadino de adopción, el ingeniero madrileño Juan José Santa Cruz, diseñador de la carretera a Sierra Nevada, también asesinado por los sublevados. Llegó, sí en tren, cosa que hoy no hubiera podido hacer porque hemos cumplido tres años de aislamiento. Protestaremos, nos seguirán dando plazos engañosos, habrá que seguir midiendo si un tren de alta velocidad cabe en un túnel del siglo XIX que sólo tiene alrededor de medio metro más que la anchura del AVE. Pero estamos acostumbrados a tardanzas, engaños y malos sainetes, aunque hayamos tenido al lado dramaturgos como Lorca o el ya un tanto olvidado Martín Recuerda, autor de la extraordinaria versión dramática de los últimos días de Mariana Pineda.

En fin, recuerdos y esperanzas, olvidos y reencuentros, pero esperemos superar alguna vez la nefasta 'velocidad Granada'.

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