La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Luis y Sebas

Luis necesita marcar rumbo hacia su propio territorio electoral y se desmarca del interés de su amigo Sebastián

En aquella rueda de prensa Luis Salvador y Sebastián Pérez nos prometieron explorar una moción de censura contra Paco 'Selfi' Cuenca porque lo veían un alcalde poco propicio para la ciudad. Aún resuenan los dos besos, uno por mejilla, con la que iniciaron aquel encuentro mediático. Dijeron algo que es posible compartir: que el atasco del gobierno municipal era y es un verdadero inconveniente para el progreso de la capital de la Alhambra. Luis y Sebas en comandita nos dieron a conocer su intención de censurar a un gobierno municipal escaso como es el socialista, donde ocho concejales gobernando son escasa feria para tanto tiovivo como ronda Granada.

Los plazos de aquella comparecencia y el mensaje en ella contenido venían marcados por la campaña interna a la presidencia provincial de Sebastián Pérez, quien dispuso del favor del comodín de Luis Salvador para salvar ese órdago que le planteara Juan García Montero. Anunciar la cercanía de la recuperación del gobierno de la ciudad, si Sebas seguía de presidente del PP, era un interesado argumento más para convencer a los más dudosos de vocación sebastiana entre los populares.

Nos quisieron convencer de que la cuestión era difícil, a pesar que un alcalde tan indeciso lo pusiera más fácil. Hablar de la dificultad fue un arrebato de realidad corto, escaso, que casi pasó desapercibido, pero justificativo de su verdadera intención. Aun así quisieron dejar la esperanza como eco principal de su comparecencia.

Hoy, cuando el ciudadano Salvador ha desvanecido el fantasma de esa imposible moción de censura constatamos aquel cinismo verdadero; que aquella intención que nos vendieron entonces no era cierta, sino encubierta de otros fines no declarados con la franqueza debida por unos representantes políticos que deberían llevar la verdad siempre por montera. Ni Luis ni Sebas pretendían ir más allá del congreso provincial del PP. La tranquilidad de Sebastián ahora es creer que no habrá Rocío intermedia que le ocupe el sillón hasta que él llegue.

Nada ha cambiado en la (in)eficacia del gobierno de la ciudad, ni en el estatus jurídico/judicial de los concejales del Grupo Popular para cerrar de un portazo la puerta que abrieron los dos no hace tanto, en plena campaña congresual popular. Pero ahora Luis necesita marcar rumbo hacia su propio territorio electoral, el mismo que pelea con los populares, y se desmarca del interés de su amigo Sebastián. Luis ya pagó su deuda, ahora busca escriturar su parte. Y para ello necesita la distancia precisa con quienes le discuten la misma plaza entre los votantes. La distancia precisa. Ni más, ni tampoco menos.

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