Ojo de pez

Pablo Bujalance

pbujalance@malagahoy.es

El MIR docente

De nada servirá un MIR si los nuevos profesores tienen que seguir rindiendo cuentas al mismo viejo clientelismo

Tuvo gracia, al menos hasta cierto punto, que cuando anunció el PP su intención de poner en marcha un MIR docente salieran los de Ciudadanos enseguida a recordar que esa idea la habían puesto ellos antes sobre la mesa, como reclamando derechos de autor. En principio, sí, la idea parece magnífica. Y, sobre todo, resulta difícil oponerse: ¿Cómo va uno a considerar que la medida no es acertada cuando lo que hay en juego es algo tan importante como la educación? ¿Quién sería tan idiota como para decir no a profesores mejor formados, más competitivos y con más autoridad a la hora de ejercer su oficio? Pues claro. Lo que pasa es que un servidor duda mucho de que lo del MIR vaya a tener consecuencias tan positivas, sobre todo si no se cambian algunas otras cosas antes. Llama la atención el hecho de que Ciudadanos haya incidido tanto en la recentralización del sistema educativo a cuenta de la unificación de contenidos como vacuna contra los nacionalismos periféricos y haya dado lata mucho menos en lo que se refiere a una financiación de la educación más justa y equilibrada entre las distintas regiones. La educación en España es la primera víctima de una arquitectura autonómica que entiende la eficacia en virtud de la multiplicación administrativa, no del servicio al ciudadano. Y es aquí donde el alumno pierde.

Porque no se trata tanto de poner el dedo en la llaga de los nuevos profesores (que ya son los mejor formados y los más competitivos de la historia de España), sino en el modo en que la escuela se ha convertido en una administración más del entramado burocrático con el que se pretende justificar la autonomía. Lo malo del sistema no es lo que está por venir, sino lo que ya tenemos en Andalucía, sin ir más lejos: un modelo altamente clientelista, armado en torno a poltronas tan duraderas como las del mismo Palacio de San Telmo, que condiciona el acceso de los centros educativos a esa financiación a los favores políticos del jefe de turno. De nada serviría un MIR si el nuevo profesor tiene que seguir rindiendo cuentas a lo mismo (poniendo de paso su vivienda, su automóvil y su vida en familia al servicio de la administración), y de nada servirá más financiación si los criterios para su distribución no son las necesidades reales de los alumnos, sino la insistencia en ciertos pasillos o el color del carnet de turno. Sobre esto, Ciudadanos no dice nada. Y el PP...

Bueno, el PP propone devolver a las aulas la formación del espíritu nacional. Lo que viene a ser cambiar un nacionalismo por otro. Todos contentos, entonces: el negocio sigue en buenas manos. Gracias a Dios.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios