Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El Madrid no falló en su particular Km. 0

En el lugar donde nació su leyenda, la tropa de Zidane hizo honor a su extraordinaria historia

Resonaban aún frescas en los oídos las palabras con las que un tertuliano dogmatizaba sobre la debilidad de este Real Madrid cuando surgió ese Real Madrid que apenas se resbala y que es a distancia el más laureado del universo. Y fue a confirmar su supremacía en el lugar donde empezó su leyenda. Sesenta y dos años de aquella noche con el Stade Reims en que Miguel Muñoz levantaba la primera Copa de Europa y la enésima lección.

Sólo la jugada del primer gol ya fue para recordar esta nueva hazaña del Realísimo. La clarividencia de Asensio ante un Alves estupefacto, la precisión de Vázquez y el instinto depredador de Cristiano para poner al PSG mirando al limbo. Una obra de arte en el corazón de una magna obra en un estadio convertido en inaceptable infierno a causa de esa lacra que invade el fútbol, la de los ultras. Ultras que no sólo tuercen por el PSG, que cada club tiene su armario repleto.

Me hizo mucha gracia en las vísperas cómo se criticaba desde aquí la forma de calentar el partido de los de allí. Me supo a hipocresía, incluso a parche antes de que el furúnculo brotase. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, que eso de los infiernos artificiales es tan viejo como el fútbol. Por cierto, la desmesurada proliferación de bengalas bien debiera llevar a la UEFA a tomar cartas en el asunto por mucho que haya ocurrido en una ciudad del trapío de París.

Volviendo al juego hay que resaltar cómo el fondo de armario soluciona problemas y desatasca compromisos. Sin los manijas Modric y Kroos, ese Real Madrid peor que vieron los siglos según el dogmático de guardia, con Lucas Vázquez y el genial Asensio se las avió para mandar a hacer gárgaras a esa especie de Club Estado que es el PSG. Ni infierno ni gaitas, ni bengalas ni aparato pirotécnico, el Madrid acudía a su particular Km. 0 y no falló. O sea, como siempre.

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