Cámara subjetiva

Mano izquierda

Tener "mano izquierda" simboliza ser generoso. Pero hay que ser de izquierdas para querer un mundo igualitario

últimamente, por caprichos del destino, he recibido de dos Corporaciones Municipales, con su Alcalde al frente, sendos reconocimientos a mi labor a lo largo de los años. No es que no existan otras escritoras o escritores que los merezcan igualmente, pero me ha tocado a mí el premio de ser reconocida con cariño y amabilidad especial. Todo inolvidable. Del Alcalde de Rute, D. Antonio Ruiz Cruz (PSOE), Presidente también de la Diputación de Córdoba, que gobierna con el apoyo de Izquierda Unida, alguien me dijo que tenía "mano izquierda". Eso me gustó mucho, que tener "mano izquierda" simbolice ser generoso con los demás. Pero también hay que ser de izquierdas para querer un mundo igualitario.

En Rute, el pueblo donde nací, he visto con mis propios ojos, cómo mis vecinos de antaño me quieren y recuerdan. Yo escribí un libro que titulé: La canción del olvido. Olvidé muchas cosas que no valía la pena recordar o que se me fueron borrando sin querer por los vericuetos de la memoria. Pero nunca olvidé mis raíces.

Una vez escribí un poema juvenil, que nunca publiqué, pero se grabó en mí para siempre: extraigo algunos versos: "Y un día me iré por un camino de éstos/ y dejaré en el pueblo/ tantas cosas queridas/ […] mis bolsillos vacíos/ mi alma con historia/ llevaré a la ciudad/ los expondré a otros vientos./ Por un camino de éstos me iré,/ por uno de éstos que se tiende en mi tierra,/ que se alarga por ella, que termina/ en una mano abierta/ adónde llegaré una extraña un día".

Esa "mano abierta" resultó al fin ser Granada. Así, que ya sabéis de dónde procedo: del pueblo del anís, en donde Rafael Alberti vivió dos largas temporadas y dejó recuerdos imborrables. Allí escribió, entre otras cosas, gran parte de los poemas de su libro El alba del Alhelí y recibió el primer Premio Nacional de Poesía que se concedió.

Muchas veces he comparado el proceso de producción poética con la destilación del anís, cosa que me gusta recordar ahora: igual que para obtener el anís se mezclan elementos "espirituosos" o volátiles y materiales y se someten por medio del calor a un proceso de destilación lenta, yo creo que la poesía es también el producto que queda destilado tras un lento proceso de trabajo en el que los elementos ideológicos y materiales de que está hecha se someten a la intensidad del fuego del pensamiento. Esas gotas de vida que no se volatilizan, que se destilan, eso es la poesía y eso es el anís.

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