La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Marioneta Torra

No puede ser digno de presidir la Generalitat un tío que dice que el presidente legítimo es otro y ni nombra sus consejeros

El cuarto presidente de la Generalitat intentado por la escuálida mayoría secesionista, tras Puigdemont, Sánchez y Turull, va a superar los requisitos de la ley y la Constitución, pero llega con el inequívoco propósito de vulnerar la Constitución y la ley. Quim Torra es la marioneta que ha activado Puigdemont para llevar a cabo su designio de máxima desestabilización de Cataluña y de España.

Es difícil que en este caso se cumpla la maldición -o bendición- de que la criatura se rebele contra su creador y el vicario, una vez ocupado el cargo, se lo crea y rompa con su digital elector. A Torra, como a todo el mundo, le preceden sus palabras, acciones y trayectoria. Más un recelo previo: si iba el undécimo en la lista electoral será porque era peor candidato que los diez anteriores, ¿no? Y si fue el 11 en una oferta política en la que el número 1 es Carles Puigdemont, ya está dicho todo.

Sus palabras -en forma de tuits- han sido siempre las de un fanático del independentismo, xenófobo y supremacista, para el que los españoles sólo saben expoliar y no tienen vergüenza, y hablar español no es natural en Cataluña. Es de esos insultadores vocacionales que primero vomitan toda su bilis y su odio y ofenden a sus adversarios y luego, por pura conveniencia táctica, piden con la boca pequeña disculpas "por si alguien se hubiera sentido ofendido".

Pero, aparte de todo, es que este Quim Torra, sin haber hecho nada todavía en la Generalitat, ya se ha revelado indigno de presidirla. No puede ser digno ocupar la presidencia de Cataluña un tío que empieza diciendo que el verdadero president es el otro, que él es provisional; un tío que se compromete a no utilizar el despacho oficial para reservárselo al Ausente que es el president auténtico y que acepta renunciar a la primera de sus facultades, que es la de designar a sus consejeros. Ya les vienen impuestos por los cambalaches entre los partidos independentistas.

Y luego están sus planes de gobernante: continuar con el procès constituyente de la república catalana que tanto daño ha producido ya a los catalanes, aplicar el mandato del llamado referéndum del 1 de octubre y visualizar quién mandará de verdad en Cataluña a través del Consell de la República, con sede en Berlín, obedecido dócilmente por la marioneta Torra desde el Palau y aclamado por la ciudadanía movilizada que logrará la liberación y reposición del legítimo presidente. Sueña Puigdemont y en su quimera acerca a Torra a la cárcel.

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