POR fin una aplicación útil de las matemáticas que algunos aprendimos a la fuerza! En medio de tanto avance tecnológico, en ocasiones de dudoso futuro, Google ha encontrado recientemente una nueva utilidad a las matemáticas que intentaron inculcarnos en el colegio. Ahora los usuarios de la plataforma de correo Gmail pueden activar a su voluntad una función que les obligará a resolver una serie de operaciones matemáticas antes de poder enviar un correo. Esta función se puede configurar para que se active sólo a algunas horas en determinados días de la semana. El objetivo último del invento intenta prevenir el envío de correos nocturnos en condiciones etílicas sobrepasadas.

Parece ser que un ingeniero de Google, tras una noche de juerga, al llegar a casa, envió algún correo a una antigua novia. Por la mañana, al comprobar el contenido de la misiva cayó muerto de la vergüenza, no sabía cómo desdecirse de lo escrito. Necesitó que el episodio se repitiera alguna vez más hasta que encontró la forma de evitar los vergonzantes envíos. Se le ocurrió la genialidad de anteponer unos sencillos problemas de cálculo a su acceso al correo, de tal forma que si los contestaba correctamente tendría la posibilidad de enviar mensajes, pero en caso contrario no podría hacerlo. Según parece los cálculos en cuestión resultan ser un buen detector del nivel de la tajada o, en todo caso, una forma de asegurar que sólo se enviarán mensajes cuando el remitente esté suficientemente lúcido. Si finalmente no consigues superar la prueba la respuesta será: "Water and bed for you. Or try again". Como se puede ver el diagnóstico no ofrece lugar a dudas, una ducha y a la cama.

A mí no me parece que este test cibernético de alcoholemia vaya a tener mucho éxito en el futuro, en cambio, sí le reconozco a Google estar haciendo encomiables esfuerzos por protegernos de nosotros mismos. No estoy muy seguro de que necesitemos tanto paternalismo por su parte. En particular aquellos de nosotros capaces de ligar con naturalidad la incontinencia etílica con la verbal.

No es que yo sea partidario de que estos sean abandonados a su suerte. Pero no nos ha ido demasiado mal durante todos esos siglos en que los humanos arrostrábamos las consecuencias de nuestras propias incontinencias. De cualquier forma, lo que realmente me gustaría saber, una vez que sé que Google me protege hasta de mi mismo, es quien me está protegiendo de Google en un mundo en el que cada vez resulta más sencillo recrear utopías orwellianas.

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