El Monasterio cerrado

Destinarlo a hotel sería una traición a la historia y privar al barrio de El Realejo de uno de sus principales signos de identidad

Nunca aquellos muros se hallaron tan desprovistos del bisbiseo de las oraciones monjiles de las hijas de Santa Clara, desde que el comendador, don Rodrigo de Ocampo y su mujer, doña Leonor de Cáceres, lo fundasen en el lejano año de 1538. Salvas sean dos ocasiones, la una, cuando las pobres monjas claras salieron atropellada y precipitadamente del cenobio, a punta de 'valientes' bayonetas francesas, en el año de 1810, en que faltaron al coro por espacio de dos años, siendo luego restablecida la fundación. Y la otra, por mor de la ruina que amenazaba, a fines del siglo XIX, la bóveda de la recoleta capilla en la que se ha rendido culto hasta nuestros días, además de a Dios Sacramentado, a Nuestra Señora de los Ángeles, que ha sido la que ha nominado esta popular fundación conventual que hoy ha vuelto a quedar cerrada y sin monjas en el jardín.

Tres, eran tres las hijas de Santa Clara las que llenaban con sus cánticos litúrgicos de las diferentes horas aquellos espacios conventuales, bajo la sabia dirección de la recordada sor María Molina, abadesa y vicaria del monasterio, que rindió sorpresivamente el alma a Dios un frío día del pasado enero. Y sólo quedaron las tres mujeres, solas, que no desamparadas, pues desde siempre todo el barrio del Realejo -y Granada- las ha tenido como especialmente mimadas y muy queridas.

Pero así las cosas, la madre general de la Orden de Monjas Clarisas, desde Roma, ha determinado que este convento de Granada cierre provisionalmente sus puertas y las tres monjitas sean recogidas en otro monasterio de la misma orden, en Granada, a la espera de ver qué se hará más adelante.

Las reacciones en el barrio del Realejo y otros diversos ámbitos de la ciudad, no se han hecho esperar. Las redes sociales, la prensa, la radio y la televisión, las conversaciones y comentarios del vecindario y la Asociación de Vecinos del Realejo, claman porque esta fundación franciscana no desaparezca y en el monasterio se restituya, más pronto que tarde, una nueva comunidad que siga rezando y custodiando el importante patrimonio histórico y artístico. Hay quien piensa que existe cierto interés en destinar el monasterio a un "hotel con encanto". Sería una traición a la historia y privar al barrio de El Realejo de uno de sus principales signos de identidad. Sería increíble que el Arzobispado quisiera pasar por desacralizar un templo y un monasterio en Granada, como están los tiempos. ¿O no?

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