Granada Hoy / Granada / Ramón Ramos

Muere Antonio Prieto, el último historiador del Granada CFEl sueño (im)posible

Periodista, autor de 'El Granada CF, un club histórico', siguió durante tres décadas la actualidad rojiblanca

El periodista granadino Antonio Prieto Castillo, que centró su faceta profesional en el ámbito deportivo y especialmente en el Granada CF, falleció ayer de madrugada, a los 81 años de edad, a causa de una dolencia cardíaca que había minado su salud.

Antonio Prieto Castillo, que nació en Granada el 4 de julio de 1926, había llegado al mundo del periodismo a través de una gran afición al deporte y, en especial, al fútbol y al Granada CF, del que era un apasionado seguidor desde su más temprana juventud. Desde mediados de los años 50, varios medios de comunicación locales, tanto periódicos como emisoras, contaron en sus páginas y emisiones con la impronta y el estilo de Prieto, aunque el periodo más fructífero de su carrera corresponde con sus servicios profesionales en el diario Ideal.

Coincidiendo con los años más gloriosos del Granada CF, Antonio Prieto narró desde las páginas deportivas del periódico granadino los sucesivos avatares y vicisitudes del club rojiblanco durante casi tres décadas. Después, en 1983, se incorporó a la redacción de El Defensor de Granada, en su segunda época, y colaboró en otras publicaciones, siempre desde la sección de deportes y, más en concreto, sobre la actualidad del Granada CF, del que era 'historia viva' y un especialista en el pasado y el presente del club.

Retirado de la actividad periodística, escribió sus vivencias profesionales en el libro El Granada CF, un club histórico. Memorias y anécdotas de un equipo de fútbol que cumple sus bodas de platino, publicado en 2006 coincidiendo con el 75 aniversario de la fundación del club granadino.

"Conocí por primera vez al equipo, entonces con el nombre de Recreativo de Granada, en el año 1935. (...) Desde aquellos tiempos he seguido la trayectoria del club de mi tierra. Los primeros años como simple aficionado y desde la temporada 1957-1958 hasta el presente como profesional de la información", escribe Prieto en el preámbulo del libro. Con este bagaje de conocimiento, sus páginas recogen un sinfín de hechos y anécdotas que "quedan perennes en el recuerdo de los que los hemos vivido".Un libro escrito con "mucho de corazón en el recuerdo al Granada de siempre".

Antonio Prieto Castillo deja viuda y ocho hijos (dos de ellos, ya fallecidos), entre ellos Juan Prieto, jefe de Deportes de Granada Hoy, continuador de la tradición periodística familiar.

El funeral y entierro tendrá lugar hoy, a las 11 de la mañana, desde la sala de velatorios número 1 del Cementerio Municipal de Granada. Descanse en paz Antonio Prieto Castillo.

POR aquellos días azules del sol de la infancia, década prodigiosa de los años 60, yo creí a que el periódico que cada mañana, puntualmente, echaban por debajo de la puerta de mi casa era un servicio más, tan cotidiano y universal como el agua que fluía por las cañerías con sólo girar el grifo. En época de vacaciones escolares, sobre todo, la primera función del día consistía en acercarse hasta la puerta de la casa y recoger el Ideal que de buena mañana recién acababa de traspasar el quicio.

El periódico entonces se abría de atrás hacia adelante. Y eso, porque en el segundo cuadernillo venían los deportes, únicas cosas que de verdad interesaban a un niño sin otra frontera semanal que los ecos del partido del domingo anterior y la espera contenida hasta la cita del domingo siguiente en Los Cármenes.

El idioma inglés diferencia las acepciones del verbo 'esperar': una se refiere a la 'espera' física en una cita que se retrasa, la otra alude a 'esperar con esperanza', es decir, la 'espera' de que suceda algo deseado pero que ni está ni se le espera en el horizonte inmediato y que puede que, tal vez, no acuda nunca a cruzarse con nuestro destino. Yo creo que esa 'espera con esperanza' era la que guiaba el trayecto hasta el quicio de la puerta para desplegar aquellas páginas aún no leídas y conocer las noticias, las novedades que arrojasen luz sobre la alineación del Granada en el inminente domingo: 'esperar' físicamente el periódico con la 'esperanza' de un fichaje-bomba, una curación milagrosa de la figura rojiblanca del momento, crónica entre épica y hagiográfica de la última hazaña del último minuto del último partido de la última jornada...

Y allí, intermediario entre el protagonista de la noticia y el lector del periódico, la firma diaria, continua, puntual, constante de Antonio Prieto. Hasta el último detalle, desde el primer minuto del entrenamiento hasta que expiraba la sesión, apuntando imágenes, gestos, momentos que pudieran trasladar al lector el pálpito del día a día rojiblanco.

Un año y otro y otro, de pronto te paras a pensar en el cómputo y resulta que Antonio Prieto se acercaba a las tres décadas de narrativa rojiblanca a diario. Muchos trienios acumulados cuando dejó aquellas páginas de Ideal para acompañar otros retos periodísticos que si no fructificaron certifican el tipo y raza de este periodista que ayer nos dejó.

Más de 40 años después de aquel pálpito infantil con el que desmenuzaba las crónicas que tenían a Otero, a Ñito, a Eloy, a Miguel, a Vicente... por protagonistas, me vino Prieto a ver por si quería prologarle el libro que heredamos. Con el pulso que nos ha legado me atreví a escribir que el fútbol, "devuelve con creces las sensaciones y emociones que llevamos dentro los que amamos este bello deporte" y hablé "sumido en estos tiempos y añorando otros que sí fueron mejores", porque Antonio nos recordaba en ese libro suyo que esas otras tardes de gloria existieron y estamos obligados a seguir soñándolas como homenaje a Prieto y a tantos que, con sus crónicas, nos acercaron hasta el mismo quicio de pensar que no era imposible el sueño. Rojiblanco, por supuesto.

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