Mujer contra mujer

Menos mal que las mujeres que odian a las mujeres son menos que las que nos admiramos mutuamente

Qué asco de tía", "demasiado delgada", "demasiadas ojeras", "pija tonta", "no haces nada con tu vida y mira dónde estás", "seguro que estás operada", "es la hija de Mariló Montero, nada más que por eso"… Son algunos de los mensajes que le escriben a mi hija Rocío en Instagram. Todos ellos publicados por mujeres. Rocío está por encima de estos necios comentarios, pero el Día de la Mujer decidió responder con una reflexión de la que me enorgullezco como su madre que soy. Debe ser que puedo disfrutar de la educación que su padre y yo le hemos dado a nuestros dos hijos. El resultado de sus personalidades y caracteres, así como su cultura y elegancia , aumenta mi dignidad. Contestó Rocío: "Hoy es nuestro día, pero me gustaría que fueran todos. Y para que consigamos una igualdad entre hombres y mujeres deberíamos primero respetarnos, admirarnos y animarnos entre nosotras. Sé que no hay nada de lo que no seamos capaces. Somos fuertes y somos, sobre todo, poderosas. Deberíamos apoyarnos mutuamente". Y automáticamente recordé lo que habían escrito otras mujeres en mi Instagram. "Inculta, inútil, quién eres tú y qué estudios tienes como para opinar", "gorda", "boba", "¿qué coño recomiendas cuando justificas a la Manada?" (Invento de presuntos compañeros de los digitales a quienes envié un burofax para que rectificaran), "cierra la boca de una vez. Cada vez que la abres se cae el mundo", "¿te has operado los pómulos?", "qué persona más falsa", "das asco"… Son otras lindezas que delatan la ira interna de muchos seres cobardes, de muchas mujeres que están contra las mujeres. La jornada del jueves me resultó apasionante porque disfruté,como no lo hacía en mucho tiempo, de la lectura de los periódicos, ya que, en su mayoría, dedicaron interesantes publicaciones sobre el feminismo. Seguí por televisión los acontecimientos hasta el final de la jornada y me sentía satisfecha de haber firmado el manifiesto oficial. Entre los siete puntos, reivindicamos que se nos respete y no se nos ningunee. Pero esas peticiones no están dirigidas sólo a los hombres u órganos de poder que nos desigualan. Están también dirigidas a esa falta de humanidad del fenómeno mujer contra mujer. Que en el trabajo también complican tu ascenso y te tratan mal. Con mentes como las de estas mujeres que nos insultan no avanzaríamos. Menos mal que las mujeres que odian a las mujeres son menos que las mujeres que nos admiramos y respetamos mutuamente.

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