Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Números

Con 155, no habrá 'molt honorable', esto es lo que ha entendido ERC: ni puede estar preso ni permanecer fugado

Hagamos números. Cualquier Parlamento es una mina de inspiración para un pitagórico: 36 para Ciudadanos, 34 para Puigdemont, 32 para Junqueras, una serie como la de Fibonacci se esconde detrás de los misterios de la Cámara de la Ciudadela. Ocho para los comunes, cuatro y cuatro para la CUP y el PP. Sólo Iceta se sale de los márgenes pares con un número primo, el 17. Podemos seguir dándole vueltas, restando los cinco de Bruselas y los tres de Estremera, pero no llegaremos a comprender nada. La realidad del número se ha impuesto, y la cifra es el 155, a cuyos creadores deberían homenajear en un aparte ahora que se celebra el 40 aniversario de la Constitución del 78.

Roger Torrent, de 38 años, es un pata negra del independentismo republicano, pero abomina de los números irracionales que tanto gustan a Puigdemont, el marciano de Bruselas, y a Maragall, el hermano del 3%. De su discurso hay un objetivo claro, primordial: restituir las instituciones catalanas, lo que supone dar por cerrada la fase del 155. Esto es lo que ha comprendido Esquerra, que el Gobierno de Mariano Rajoy tiene que levantar la barrera, y para ello es necesario que la Generalitat esté presidida por un candidato legal, que no esté fugado ni se encuentre en prisión. Ni en Estremera ni en Bruselas. Mientras ésas sean las direcciones de los candidatos, no habrá molt honorable en Cataluña. Es la grandeza del 155, que a diferencia del resto del Título VII, se entiende muy bien.

Antes de aterrizar suavemente sobre la realidad, Roger Torrent todavía debe lidiar con el problema Puigdemont, porque es eso, el principal problema de ERC y del PDeCAT se llama hoy Carles. Es posible que el día 31 de enero asistamos a un intento de investidura telemática, Puigdemont conseguiría 70 votos, pero su nombramiento como presidente sería impugnado con la misma rapidez que su imagen llega desde Bruselas vía satélite. No pasará nada, tendrá el mismo efecto que la proclamación virtual de la república.

Sin presidente, Torrent deberá abrir una nueva ronda de consultas entre los partidos y contará con dos meses de plazo para proponer un nuevo candidato a la Cámara. Será entonces cuando se abra la opción republicana, que pretende elegir a un molt honorable legal que vuelva a la senda constitucional en el intento de forzar una negociación con el Estado. Se le descolgará la CUP, pero entonces harán su entrada los comunes, dispuestos a abrazar el soberanismo pragmático de Junqueras.

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