Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Pablo Heras

Ya hay personas interesadas que propagan entre la 'carcundia' local y madrileña que su talento es su talón de Aquiles

Músico, prestigioso, joven y granadino. Ese es el orden. Pablo Heras Casado, el nuevo director del FIMD, puede revitalizar un festival que ha perdido señas de identidad desde mediados de los 90 y sufrido una irreprimible sangría presupuestaria con la crisis. Tomando como remoto modelo de referencia el festival de las artes de Edimburgo, Alfredo Aracil puso en marcha, y sus sucesores lo consolidaron, un apretadísimo programa alternativo que inundó los barrios y edificios emblemáticos de la ciudad de ismos musicales al tiempo que se perdía coherencia en la programación y potencia interpretativa arriba, en la Alhambra. Salvadas algunas ediciones de Enrique Gámez, hubo años en los que lo más atractivo del Festival fue la lectura de sus folletos. Sobraban ideas, faltaba música. Puestos a castigar la inteligencia y los oídos del público, se ofrecieron ocurrencias supuestamente vanguardistas, como aquella memorable y dolorosa extracción de un cálculo de riñón, a las que costaba asistir aún cobrando. Valiéndonos de la comparación gastronómica, es como si se sacrificara el momio del plato fuerte a costa de la guarnición. O, más grosero, como si los múltiples equipos de la cantera del Madrid lo ganaran todo pero el primer equipo acabara eliminado en la fase previa de la Champions y luchando por evitar los puestos de descenso en la Liga.

Revertir eso constituye una tarea titánica, pero Pablo Heras, a quien no hay que forzar la imaginación para identificar con la Granada abierta, ha mostrado una gran claridad de ideas al declarar que apostará por recuperar la internacionalidad de la muestra. Es cierto que no hay dinero para competir con los certámenes multimillonarios de otras ciudades extrafronteras, pero él posee sobrados conocimientos y contactos para conseguir detectar y atraer a Granada intérpretes o formaciones jóvenes destinadas a convertirse en los clásicos del futuro. Esas virtudes, y la Alhambra y el Generalife, las mejores sinfónicas, los mejores escenarios del mundo por su arquitectura, vegetación y amplitud, constituyen su fortaleza. Sin embargo, ya hay quien trata de convertir las virtudes en defectos, ya hay personas interesadas que propagan entre la carcundia local y madrileña que su talento es su talón de Aquiles, que su éxito engendrará su fracaso, que su apretada agenda impedirá forzosamente que dedique al Festival el tiempo y la presencia necesarios. El lunes sufrió el primer feo. A la presentación no acudió su antecesor en el cargo, el que lo ocupará hasta septiembre, el 'candidato' del PP. Diego Martínez brilló por su ausencia. No podía hacerlo de otra manera.

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