Pablo e Irene

No es admisible que, al final, estos personajes se compren una vivienda igual, como minimo, a las que criticaban

No pensaba dedicarle ni una línea al célebre chalet de los dirigentes de Podemos. No es discutible la legitimidad de la compra, pero el asunto se define por si solo y retrata a sus protagonistas.

Otra cosa es valorarla desde un punto de vista ético e incluso, si se me apura, estético. No es admisible que los dirigentes políticos de un partido con los presupuestos ideológicos de Podemos, que han asegurado en su discurso público que "hay que desconfiar de quienes se compran áticos de 600.000 euros", o de quienes "no cogen el metro y el transporte público a diario porque se desconectan del pueblo", etc; no es admisible, decía, que al final estos personajes se compren una vivienda igual, como mínimo, a las que aquellos que criticaban hasta hace cuatro días. Parece una broma de mal gusto además de una tomadura de pelo a sus votantes.

Eso si, la criatura que traerán al mundo dentro de unos meses podrá estudiar en "un colegio público de calidad" lo que hace suponer que los colegios públicos alejados de las zonas "pijas" de Madrid no la tienen. Y, puestos a sumar el surrealismo a la incoherencia, nuestros "artistas" no vacilan en proponer que sean los militantes de Podemos quienes decidan con su voto si deben quedarse con la casa y dimitir o lo contrario. Convirtiéndolos de pronto en sobrevenidos Asesores Inmobiliarios. Algo ya sabemos en este sentido y es que la corriente "anticapitalista" de Podemos no criticará la compra de Pablo e Irene, pareja histórica con nombre propio donde las haya. Quizás porque los anticapitalistas "podemitas" estarían dispuestos, si llega el caso, a sacrificarse por sus hijos y vivir en casas y jardines de varios miles de metros cuadrados de amplitud con tal de que sus niños vayan "a buenos colegios públicos".

Y así, mientras se producen debates delirantes a cuenta de unos políticos que han olvidado su deber de coherencia y ejemplaridad, el centro derecha de Ciudadanos se reúne en Madrid y se apodera de la idea de España. O, al menos lo intenta. Mientras que nuestra izquierda, catatónica y ausente, sigue sin comprender que debilitar el Estado y multiplicar "identidades nacionales" no es otra cosa que hacerle el juego (véase la CUP en Cataluña) a los presentes y futuros neonazis.

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