Editorial

Pacto necesario en el calendario escolar

LA consejera de Educación, Teresa Jiménez, propondrá al Consejo de Gobierno de la Junta la aprobación de un decreto en virtud del cual el próximo curso escolar empezará el 7 de septiembre en Infantil y Primaria y el 15 en Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional. La decisión de la consejera se produce después de que los sindicatos de enseñantes no hayan respondido en el plazo fijado a su propuesta de iniciar el curso el 10 de septiembre, volviéndose así a su iniciativa primera, que fue rechazada por los representantes de maestros y profesores. El adelanto del calendario no resuelve el problema de fondo en su totalidad, pero permite un justificado aumento de los días lectivos que fue acogido de forma unánimemente favorable por las organizaciones que agrupan a los padres de alumnos en la medida en que, al ajustarse a su propio calendario laboral y vacacional, les permitiría una mejor conciliación de la vida laboral y familiar. Los enseñantes, por su parte, esgrimen que es la Consejería de Educación la que no tiene cerradas a tiempo las plantillas de los centros, lo que les impide a su vez planificar y organizar su trabajo a fin de poder proceder con normalidad al adelanto del calendario que se les exige. No dejan de tener razón en un punto: si las delegaciones provinciales de Educación no permanecieran prácticamente inactivas durante todo el mes de agosto sería posible comenzar el curso a primeros de septiembre. Lo lógico es que ambas partes, Junta y profesorado, se sacrificasen parcialmente para que el adelanto fuera viable sin mayores traumas. Hay que seguir intentando alcanzar un acuerdo en este sentido. No sería aceptable, de todos modos, que este desacuerdo condujese a una huelga, como se viene pronosticando en algunos medios sindicales. Sería difícil explicarles a los padres una huelga por motivo tan nimio habiendo problemas tan graves y profundos en el sistema educativo. En todo caso, el calendario escolar vigente en Andalucía merece un debate en profundidad, porque actualmente está presidido por la inercia y la irracionalidad. Es otro de los conflictos irresueltos de la Enseñanza Primaria y Secundaria.

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