cámara subjetiva

Ángeles Mora

Paraísos

CON este título, Paraísos, la pintora Carmen Casas acaba de inaugurar una exposición en la Sala Ibn al-Jatib, del Pabellón de Al-Andalus y la Ciencia, en el Parque de las Ciencias. La Fundación del Legado Andalusí, con su directora -la magnífica e incansable Paca Pleguezuelos- al frente, está propiciando estos felices encuentros entre las diferentes propuestas que nos ofrecen nuestros pintores en un espacio luminoso y acogedor, y los ojos de los visitantes que acuden a un reclamo así de suculento.

Suculento, sí, como este banquete espiritual al que nos ha invitado Carmen Casas. Existen paraísos, sin duda, pero suelen estar lejos, tan lejos que sólo los alcanza nuestra imaginación, que viven en nuestros sueños. A veces uno tiene la suerte de ver representados en fantásticos cuadros los paraísos soñados de una pintora intensa y sutil como Carmen Casas. De una pintora todavía joven y ya absolutamente madura y hecha, que sabe el camino que quiere recorrer, a su aire, con su estilo peculiar, su personalidad introvertida, quizá, que se vuelca en una obra admirablemente trabajada y reconocible.

¡Quién no quisiera escapar en medio del ruido y la furia, de la injuria de este áspero mundo a espacios de ensueño y belleza, de paz y calma como los que se nos proponen en esta muestra!

Carmen Casas va de sus paisajes del alma a los paisajes misteriosos de sus cuadros. De la realidad mental a la realidad material de los colores y las texturas y las imágenes abstractas y oníricas, que casi milagrosamente se palpan y se vislumbran.

Paisajes del color de los sueños: rojos, granates, azules, amarillos. Me detengo delante de un cuadro que de pronto fija mi atención: una roja gacela entrevista, herida por ligeras flechas o ramas -¿de cristal?- que la atraviesan en medio del azul de un bosque, entre celajes rotos, me hace cerrar los ojos para ver el simbolismo que oculta, que guarda por dentro, la fragilidad y la fuerza que no sabe sucumbir. Creo que es la misma fragilidad y fuerza que me transmite Carmen Casas, en las no muchas ocasiones que he podido conversar un rato con ella.

Así que como nos pide en sus palabras de presentación: "Espectador, ruego que entornes los ojos y te dejes llevar…", he querido despojarme del bagaje de tensiones y desazón que arrastramos en este tiempo crispado que tanto nos acucia, para hundirme en las emociones de estos paraísos soñados y al mismo tiempo tan reales como todo lo que se vive, lo que tiene vida.

Recomiendo un baño de esta otra realidad que también nos acecha.

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