LAS EMPINADAS CUESTAS

Amparo Rubiales

A Pepe Griñán

COMIENZO hoy una colaboración quincenal con los periódicos del Grupo Joly -espero que fructífera-, bajo el título genérico de Las empinadas cuestas; explicaré el porqué.

La idea me surge cuando en el prólogo a mi libro Una mujer de mujeres (Aguilar 2008), escribe el hoy presidente de la Junta de Andalucía -amigo desde hace años-, José Antonio Griñán, lo siguiente: "Son tantas las vivencias compartidas con Amparo que, al leer su libro, he vuelto a rememorar fragmentos de mi propia biografía. Y una vez más he comprobado cómo los mismos acontecimientos son vividos de diferente manera por hombres y mujeres, como los caminos más habituales para nosotros, los más cotidianos, han sido para ellas empinadas cuestas."

No puede estar mejor y más lúcidamente resumido lo que ha sido la vida de las mujeres: empinadas cuestas que tuvimos que subir solas. Hoy, con igualdad consagrada constitucionalmente y con leyes de desarrollo para hacerla efectiva, ésta nos sigue siendo, sin embargo, difícil de lograr.

Por eso voy a escribir sólo de nuestras empinadas cuestas; enumero algunas: violencia de género, desigualdades salariales, cuidado y educación de los hijos e hijas, de los mayores, "del agrado", del cuidado de lo doméstico, del lenguaje sexista, de las desigualdades salariales, de las dificultades de promoción en el empleo, de las abuelas -cuidadoras hoy de sus nietos y de sus padres, o de ambos a la vez- y de tantas cosas difíciles para nosotras que parece que tuviéramos una "maldición divina" sólo por haber nacido mujeres.

Las empinadas cuestas existen desde hace siglos y por muchas razones, por ejemplo, porque en aquel Contrato social Rousseau nos negó como propio el mundo público, que dejó reservado a los hombres, produciendo una escisión social que llevamos siglos intentando superar; empezamos por pelear para conseguir la condición de ciudadanas, para poder después obtener el resto de los derechos; lograrlo nos costó mucho; empezamos a romper aquella escisión y entramos a saco en el mundo público, pero nos llevamos a cuestas el privado, y los hombres mantuvieron el público, y sólo en pequeña medida se han incorporado al privado; de ahí que sigan existiendo empinadas cuestas para nosotras; he dedicado mi vida a luchar contra las injusticias, y las que padecen las mujeres siguen siendo graves y no debe ser así, porque como también ha dicho el presidente Griñán "la igualdad o es real o no es igualdad". Existen cuestas y son empinadas, pero tenemos que subirlas juntos.

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