Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Pérez Tapias

Podría representar un revulsivo en Granada y en Andalucía para la izquierda emergente, si se deciden a encender las luces largas

El PSOE ha dejado de ser de izquierdas. Su deriva recuerda a la de Colón, quien buscando las Indias Orientales por una ruta marítima inversa a la conocida acabó descubriendo América. Sorprendidos por la globalización y la revolución neoliberal, la mayoría de los partidos socialdemócratas iniciaron hace décadas un viaje hacia el centro (cada vez más desplazado hacia la derecha) que los ha conducido hasta el epicentro de la nada, hasta un continente fiero y despoblado. Entonces llegó en España Pedro Sánchez, que encarnó una renovada esperanza tras recuperar la Secretaría General, pero que parece dispuesto a ceder de nuevo a quienes lo apalearon el poder que le entregó ilusionada la militancia. Sánchez lleva meses empeñado en avanzar sin moverse, sin lograr frenar el descontento y la deserción continua en sus filas. Y todo apunta a que difícilmente recuperará al grueso de los fugados hacia la abstención u otros partidos. El último símbolo de esta descapitalización lo constituye la marcha de José Antonio Pérez Tapias, que se hubiera producido antes si Susana Díaz hubiese conseguido el poder absoluto de la organización.

Sabio, honesto y consecuente, el decano de Filosofía suponía el rouge, el último pintalabios de un partido que ha perdido en el imaginario colectivo la S de socialista y la O de obrero de sus siglas. Frente a una tropa de dirigentes sin más cultura que la de wikipedia, él cita con tino a Arendt, Nietzsche, Zweig, Judt, Huntington, Sloterdijk, Zizek, Schmitt o Benjamin. Junto a otros dos diputados socialistas, él fue el único que se abstuvo en la aprobación en el Congreso de la reforma del artículo 135 de la Constitución que anteponía el pago de la deuda a los bancos a las necesidades de las personas. Él ha sido uno de los que ha levantado la voz frente a la posición del partido que lo ha convertido en rehén de la derecha política, mediática y financiera en la crisis catalana. Él representa a miles de mujeres y hombres hastiados de considerarse federalistas de boquilla y reypublicanos o monarquicanos de por vida. Y él podría representar, como militante o independiente, un tremendo revulsivo en Granada y en Andalucía para la izquierda emergente, si es que por fin se deciden a encender las luces largas. Contribuiría a desterrar con su autoridad moral el cainismo entre los convencidos y aseguraría un trasvase considerable de apoyos desde el PSOE. Para votar a Cuenca o Pérez a la Alcaldía con Pérez Tapias enfrente habría que vendarse los ojos o taponarse la nariz o los oídos.

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