Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

¿Podremos?

No basta con manejar la indignación: hay que hacerlo bien, transigir cuando es necesario y saberlo comunicar al electorado

La bronca de Podemos. A ver. El secretario general de la capital, Alberto Matarán, al que hay quien considera "un tren en marcha incapaz de parar" y recoger a nadie en los apeaderos, ha sido abandonado por muchos de sus errejonistas y sólo goza del apoyo de la concejal Marta Gutiérrez entre los cargos públicos de cierto fuste del partido. En el Consejo Ciudadano cuenta con mayoría porque de los 25 miembros iniciales uno murió (José Luis Serrano) y otros dimitieron, con lo que ahora sólo quedan diez. Y su apoyo ciego al doctor Jesús Candel, en quien llegó a pensar como cabeza de lista para las municipales de 2019, es muy cuestionado por personas influyentes en el partido, que consideran tan pertinente huir del culto a la personalidad como seguir batallando por la consecución de los dos hospitales completos. Quedan las mareíllas, que amenazan con convertirse en grandes mareos en buena parte del país. La división en el grupo municipal de Vamos Granada, partido instrumental en el que se integran Podemos, Equo e independientes, los ha dejado en cueros, les ha hecho perder dos de los tres asesores y 2.000 de los 3.000 euros de asignación. Y hay gente en Equo y alrededores que pregona que Pilar Rivas, la concejal que, aliada con Luis de Haro (pablista), provocó la crisis al discutir la portavocía de Marta Gutiérrez, está siendo hábilmente utilizada por Teresa Rodríguez para dinamitar la alianza.

La imagen de confusión es mortal para cualquier formación política, y una campaña electoral seria se inicia con un año de antelación. Esto es, que la cuenta atrás empieza el próximo mayo: si para esa fecha no ha estallado la paz, no ha acabado la carajera y no se ha antepuesto el interés común a la fe individual, en la primavera de 2019 no habrá discusión ni representación posible. Luego, una de dos, o se impone el pacto en (y tras) la asamblea prevista para los primeros días del invierno o el partido sufrirá la gran glaciación. La batalla ideológica se saldará con una balacera comunal en la que tropas de puristas cargados de buenas ideas e intenciones se mostrarán incapaces, no ya de tomar el poder, sino de conservar el poco que tienen… y la formación emergente se convertirá en algo testimonial en Granada. No basta con manejar la indignación: hay que hacerlo bien, transigir cuando es necesario y saberlo comunicar al electorado, especialmente al que está cercano sin ser el tuyo.

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