La ciudad y los días

Carlos Colón

Progreso sin exclusivas

LA corrupción no afecta a Aguirre y el PSOE baja con fuerza", titulaba ayer Público. "El PP, inmune a la corrupción. Los populares ganan holgadamente en Valencia y Madrid. El PSOE retrocede en todas las comunidades", titulaba El País. Esto ha quedado tan claro en Valencia y Madrid como, al revés, en Andalucía. Es más, las cifras de Valencia y Sevilla son inversamente idénticas: en Valencia el PP obtuvo el 52,27% y el PSOE el 37,01%; en Sevilla el PSOE obtuvo el 56,62% y el PP el 33,63%. Ni la trama Gürtel, ni los escándalos que han afectado al Ayuntamiento de Sevilla o se han atribuido a Manuel Chaves -cuestiones distintas en cuanto a la concreción de las acusaciones, pero agitadas por las terminales mediáticas del PSOE y del PP con idéntica furia- han hecho mella en el electorado popular valenciano y socialista sevillano. Y lo mismo podría decirse de Madrid, donde el PP revalida sus tradicionales victorias pasando por encima del caso Correa o del jaleo del espionaje. ¿Aprenderán los partidos la lección y cesarán en su estrategia de ganar las elecciones, no por sus méritos, sino por los deméritos reales, inventados o exagerados de su oponente?

El cansancio producido por estas estrategias vociferantes y torticeras beneficia al creciente UPyD, tercera fuerza política en Sevilla tras el rápido hundimiento del PA y la agonía de IU. Que, como subrayaba el compañero Juan Luis Pavón, en los municipios con más población de clase media-alta, el partido de Rosa Díez suba al tercer lugar es un dato que contiene mucha información sobre el hartazgo de quienes no quieren votar al PP, no están dispuestos a votar a IU y no pueden seguir votando a este PSOE.

Crecientes sectores ilustrados, independientes y críticos que han votado regularmente al PSOE no lo reconocen en el partido actual. Sus valores están hoy mejor representados por el UPyD de Rosa Díez y Fernando Savater que por el partido de Zapatero, Pajín, De la Vega, Aído, González Sinde, Moratinos o Pepiño… Ese PSOE que se ha enfangado en una campaña electoral basada en el miedo, insistiendo en que votar al PP era hacerlo a la extrema derecha. Estrategia doblemente peligrosa, como ayer reprochaba El País al presidente del Gobierno: "Zapatero se encuentra más a gusto en ese discurso, y lo saca cada vez que los sondeos le son desfavorables. Con el agravante de que esa confusión favorece a la extrema derecha real, populista, xenófoba y antieuropeísta que asoma en varios países al calor de los efectos de la crisis". Por eso el PSOE se está quedando con el voto partidista mientras UPyD va captando el progresista.

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