Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

Puente en Estado de Alarma

QUIÉN nos iba a decir a los españoles que en el 32º aniversario de la Constitución Española nos encontraríamos, por primera vez en la historia de nuestra democracia, en Estado de Alarma por catástrofe pública nacional debido a la paralización del servicio público esencial del transporte aéreo por un colectivo que chantajea sistemáticamente al Estado español y a todos los ciudadanos.

Desde que estalló esta crisis aérea sin precedentes se ha dicho de todo, desde las psicodélicas palabras de Zarrías acusando a Rajoy de estar de vacaciones en Fuerteventura -cuando en realidad se encontraba atrapado como un viajero más en Lanzarote- y al PP de estar "al lado de los presuntos delincuentes", hasta los increíbles llantos de unos controladores con ataques ansioso-depresivos, pasando por la comparecencia de González Pons -de las mejores que ha hecho-.

Pero las opiniones que más importan no han sido otras que las de los 600.000 ciudadanos afectados, que, prisioneros de los aeropuertos españoles, han perdido sus vacaciones, sus viajes, sus ahorros, su ilusión… a causa del caos preconcebido que ha generado un colectivo tan privilegiado, del que nadie duda de sus derechos a la reivindicación laboral como cualquier hijo de vecino, pero no a la huelga salvaje, ilegal y abusiva en el puente más importante del año.

Será por eso por lo que el Real Decreto 1673/2010, de 4 de diciembre, que, sin duda, pasará a la historia de España, me ha gustado bastante, a pesar de colocar a España en una posición todavía más inaudita respecto a la comunidad internacional, pero es que la situación de extremada gravedad creada por unos controladores que llevan más de veinte años chantajeando al Estado merecía la declaración del Estado de Alarma -e incluso de excepción según la LO 4/1981- y merecía también que los controladores fuesen militarizados y sometidos a las leyes penales y disciplinarias militares a fin de cumplir con sus obligaciones profesionales.

La inoportunidad del decretazo del Consejo de Ministros del viernes nadie la pone en duda, tal medida tenía que haberse tomado en otras fechas, sobre todo si sonaban campanas de huelga radical por parte de los controladores y también sopesadas las posibles pérdidas económicas de los viajeros y del sector turístico nacional -que desbordan cualquier previsión-, y tampoco de que es producto de la prepotencia de un Gobierno sin norte ante la situación crítica de España en la actual crisis económica, pero, una vez aprobado, las medidas tomadas por Rubalcaba y 'su' Gobierno de militarización del espacio aéreo primero y de declaración del Estado de Alarma después, eran las únicas que se podían adoptar para demostrar la fuerza del Estado ante semejante excepcionalidad crítica.

El escenario ha sido verdaderamente apocalíptico con el Rey en América, Zapatero en "mute" y el jefe de la oposición bloqueado en Canarias, pero Don Alfredo, auténtico capitán del barco, ha sabido reflotarlo. Ahora deberá hacerse justicia... y, claro está, seguro que esto no se repite…

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