La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Recuerden el caso Arny

El escándalo Weinstein ha provocado una ola que recuerda a las brujas de Salem y linda con el linchamiento

Se siguen dando en los países desarrollados casos, y muchos, de discriminación laboral, abusos sexuales que van del acoso a la violación, malos tratos y asesinatos de mujeres. Baste decir que en lo que va de año 43 mujeres han sido asesinadas en España, la última, anteayer, en Tenerife, y la penúltima hace una semana en Almería. Pero es precisamente la extrema gravedad de la cuestión lo que exige la mayor seriedad en su tratamiento. Y no es precisamente esto lo que está pasando con la catarata internacional de denuncias de acoso sexual que se multiplican por todo el mundo tras el escándalo Weinstein con un peligroso tufo a caza de brujas y circo mediático.

Es sabido que el miedo y la vergüenza hacen callar a muchas víctimas de abusos, y que cuando una de ellas rompe el silencio las otras se deciden a dar el paso. Es magnífico que se denuncie a los acosadores y necesario que rindan cuentas ante la Justicia. Pero estos días se están viendo cosas que recuerdan la histeria colectiva contra las brujas de Salem y lindan con el linchamiento. Es el caso del número que las activistas de Femen y otros grupos le montaron a Polanski con ocasión de una retrospectiva que le ha dedicado la Cinemateca Francesa. Pretendían no solo que el ciclo se suspendiera, sino que todas sus películas fueran prohibidas.

Más grave, porque solo median denuncias mediáticas, no judiciales, es el caso de Kevin Spacey. Tras ser acusado ante los medios de un acoso que presuntamente tuvo lugar hace 30 años se aterrorizó, pidió perdón aunque dijo no recordarlo, prometió "ponerse en tratamiento" y aprovechó la cuestión para "confesar" que era gay. A las doce horas Netflix anunció que pondría fin a la aclamada serie House of Cards. ¿No se parece esto demasiado a las autoinculpaciones que exigían los inquisidores y los estalinistas, a las quemas de libros y las listas negras de la caza de brujas macartista?

En cuanto a lo del ministro inglés de defensa, si se trata solo de esto y no de la punta de un iceberg de abusos, parece exagerado que dimita por poner la mano sobre la rodilla de una periodista… hace 15 años. Hecho al que la afectada da tan poca importancia que ha escrito: "Madre mía. Fallon acaba de dimitir como ministro de Defensa, aunque no creo que mi rodilla sea el motivo". Recuerden la terrible tarde en que estalló el caso Arny. Y las víctimas inocentes que provocó, arruinando sus vidas.

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